Cultura
La sorpresa de Arroyomolinos
Hace algunos días estuve en Arroyomolinos, viendo la recreación de la batalla conocida como 'La Sorpresa'. Hoy hablamos de esta batalla, de la Guerra de la Independencia española y de las Guerras en General, las inútiles guerras.
La Batalla de Arromolinos, conocida como “La Sorpresa” tuvo lugar el 28 de Octubre de 1811, en plena Guerra de la Independencia Española enmarcada en el contexto de las guerras napoleónicas y que involucró, además de las tropas invasoras francesas, a los ejércitos de Reino Unido y Portugal que se aliaron con España para liberarla del dominio francés.
Cada año, el 28 de Octubre, el Ayuntamiento de Arroyomolinos conmemora aquél hecho histórico con la recreación de los hechos acaecidos ese fatídico día en el que perdieron la vida varios centenares de personas pero feliz por el avance que supuso contra la dominación francesa en España.
Además de las fotografías de este reportaje, puedes ver la galería completa en el enlace al final del artículo.
Los franceses estaban en esa fecha interesados en mantener la comunicación entre Madrid y Badajoz a la que debían abastecer y defender. Para ello era fundamental la ruta a través de Trujillo que, además, servía de unión con Sevilla. Este itinerario no estaba libre de escaramuzas de la guerrilla, aunque no era atacado por los ejércitos aliados que no querían alejarse demasiado de sus cuarteles. En esas fechas, Plasencia, Mérida, Medellín, Zafra, Llerena y Trujillo eran las poblaciones más importantes bajo dominio francés. Había interés en consolidar la posición de Cáceres y ello provocó el desplazamiento de las tropas del General Girard que tomó Cáceres estableciéndose allí. Wellington autorizó al General Hill a avanzar sobre las tropas de Girard y, el día 24, tuvieron un leve enfrentamiento en las proximidades de Cáceres que provocó que el ejército de Girard, dispersado y enfrascado en recolectar víveres y fondos, o lo que viene siendo lo mismo en el saqueo y pillaje, se replegase hacia la ciudad de Cáceres para agruparse e iniciar una retirada hacia el grueso de las tropas francesas más próximas. El recorrido les llevo por tierras de la comarca de Montánchez, ajeno al hecho de que Hill y Girón habían reunido sus efectivos en Alcuéscar.
El espionaje ya funcionaba, faltaría más, y de este modo los aliados supieron que Girard había planeado descansar en Arroyomolinos, como así fue. Hill preparó entonces un ataque planificando minuciosamente las posibilidades de escape de las tropas francesas para interceptarlas, cercando a los invasores en el interior de la población y aniquilarlos. Allí estaban la columna Anglo-Hispano-Portuguesa, la Caballería española, la inglesa y también los célebres Dragones ingleses para hacer lo que hicieron: atacar, envueltos en la niebla, con rapidez y determinación. Los franceses, sorprendidos intentaban reorganizarse continuamente, cosa que la caballería les impedía. Los regimientos ingleses persiguieron a los franceses que huían de la población. Girard era uno de ellos y aprovechó la niebla y las escarpaduras de la Sierra de Montánchez para huir rumbo a Ibahernando y Zorita.
Según algunas fuentes, se tomaron 1.400 prisioneros, algunos ilustres, como el Príncipe Duque de Aremberg, el General Brun, el Jefe del Estado Mayor Ydry, dos mayores, treinta oficiales y bastantes sargentos. Siguiendo esta misma fuente que nos habla de 3.500 efectivos franceses al inicio, si le restamos los 1.400 prisioneros de los que habla y los 400 soldados que consiguieron huir… 1.700 soldados franceses muertos. Las tropas aliadas sufrieron 70 bajas.
Otras fuentes hablan de una fuerza inicial de 2.600 hombres en el bando francés, 1.300 prisioneros, 710 soldados muertos y 500 huidos.
Sea como fuere, hubo muertos, en esta batalla, en las de los días anteriores y en la de los posteriores. En España los franceses sufrieron la pérdida de 307.500 hombres. En toda Europa, el delirio de un loco llamado Napoleón, supuso la muerte de entre 3.250.000 y 6.500.000 civiles y militares. Y no hemos aprendido nada, salvo seguir provocando guerras y conflictos. El mundo se nos va al infierno pero, eso sí, lo estamos documentando de maravilla.
Las guerras no tienen nada de poético, las armas tampoco: “La navaja, la navaja… Malditas sean todas y el bribón que las inventó … Y las escopetas, y las pistolas y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era … Todo lo que pueda cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus olivos propios, porque son de él, heredados … Y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no se hinche.”.
Estas palabras que Lorca pone en el personaje de la madre en “Bodas de Sangre” son poéticamente duras. La realidad bélica que vivimos estos días también: Ucrania, Gaza, Siria, Sudán, Centroáfrica, Nigeria, República del Congo, Afganistán, Pakistán, Irak… Más de medio centenar de conflictos en el planeta hacen que muchos hombres, mujeres y niños no regresen a sus olivos, a sus casas ni a sus escuelas, por la mala fortuna de haberse cruzado con un arma y un bribón que la usa.
Llegados a este punto me hago la reflexión que se hizo Jorge Santayana: “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Y me pregunto ¿Por qué en pleno siglo XXI, en un momento de máximo apogeo del conocimiento humano, cuando más acceso tenemos a la información, a la historia, a la cultura, al pensamiento… … a la humanidad, sigue habiendo guerras?.
Y la respuesta me la da Jesús Quintero cuando afirmaba que siempre la cultura y la ignorancia se habían vivido como una vergüenza “Nunca como ahora la gente había presumido de no haberse leído un puto libro en su jodida vida, de no importarle nada que pueda oler levemente a cultura o que exija una inteligencia mínimamente superior a la del primate. Los analfabetos de hoy son los peores porque, en la mayoría de los casos, han tenido acceso a la educación, saben leer y escribir, pero no ejercen. El mundo entero se está creando a la medida de esta nueva mayoría. Todo es superficial, frívolo, elemental, primario… Esa es socialmente la clase dominante…”. Y, al mismo tiempo, es la clase dominada precisamente por eso, por su incultura.
Me permito añadir a la brillante reflexión del “Loco de la Colina”, que además de acceso a la cultura y el conocimiento, y de no ejercerla esa mayoría que sabe leer y escribir, tenemos acceso a algo tan importante como la educación emocional, un importante paliativo de la mayoría de los males que nuestra sociedad presenta pero que, también, avergüenza a mucha gente ejercer. “… Y así nos va a los que no nos conformamos con tan poco”.
A “los que no nos conformamos con tan poco”, y me incluyo porque así lo siento, asistir a la recreación de una batalla nos sirve para revivir el horror de la misma. Soy recreador histórico en mis tiempos libres y, aunque el algunos eventos de recreación de batallas, haya risas, jaleo, fiesta previa con comida, mercadillos y jolgorio variado, el trasfondo para mí sigue siendo el mismo: recrear un hecho cruel y sangriento que debe servir para tomar conciencia sobre lo que no hay que repetir y sí prevenir. Lo que ocurre es que la cosa no queda en esa insulsa moraleja de que no está bien que nos peleemos. La cosa va más allá, la cosa va hacia quienes hacen que nos peleemos y por qué. Hoy estoy tirando de frases ya escritas y pronunciadas porque, en esto, no hay nada nuevo así que concluyo con aquello de que “La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”.
Si has llegado hasta aquí y aguantado mi chapa, quiero compartir contigo un bonito mensaje que leí ayer: “Stop hate, we need love and unity”. Así de sencillo y así de necesario. Hagámoslo juntos.
Si queréis conocer más sobre “La Sorpresa” os dejo el enlace a dos fuentes a las que agradezco la recopilación de tanta información y datos: LUSIPEDIA, y ARRECABALLO.
Y para ver la galería completa de fotografía, visitad la página de Facebook de MiExtremadura y en este enlace las encontraréis.