Cultura

La Paz

Turno para La Paz. Ojalá fuese tan fácil como invocarla para que se hiciese presente. Pero no, no es esa paz, la que la humanidad anhela desde que la misma fue dotada de bajos instintos como el odio, el rencor, la venganza, la codicia... Es la paz que Aristófanes soñó para calmar la orgía de sangre con la que la guerra del Peloponeso regó durante veintisiete años las tierras griegas, desde Atenas hasta Esparta, segando la vida de más de veintidós mil personas.

Ya, en pleno siglo veinte, Francisco Nieva, sueña con La Paz, la de Aristófanes, que al fin y al cabo es la paz que todo el mundo desea. Como hecho curioso, resulta que la adaptación de Nieva, ya se representó en el Teatro Romano de Mérida en el verano de 1977, como estreno absoluto, para marchar después al Teatro María Guerrero de Madrid.

Las comedias griegas, tal cual, al igual que las tragedias griegas o romanas, qué más da, en estado puro nos resultarían absolutamente infumables. Tú eres tú, en pleno siglo XXI, rodeado de tus circunstancias, tu hipoteca, tu empleo, tus preocupaciones y Aristófanes, por poner un ejemplo de un autor de la época, fue un señor que murió en el año 385 antes de nuestra era, sin hipoteca, sin empleo, con otras preocupaciones completamente diferentes en medio de una sociedad en la que la vida importaba un pimiento porque se perdía con muchísima facilidad. Así las cosas, entiendo que lo que trasladamos a nuestros escenarios es el esqueleto de la obra, el mensaje, la estructura intelectual de la idea que el autor trató de plasmar en su obra. Después ya, Francisco Nieva, por poner el ejemplo de un autor contemporáneo, se encarga de adaptarla a un lenguaje y un planteamiento social que resulte asequible al espectador. No es que sea tonto el espectador, no, es que entre el autor y el espectador hay ni más ni menos que veinticinco siglos de diferencia. Y, claro, en dos mil quinientos años, todo ha cambiado mucho. Todo menos el odio, el rencor, la venganza, la codicia... Pero lo que sí ha cambiado sustancialmente es el sentido del humor.

Por qué cuento todo esto. Pues porque estoy seguro de que esta es una de las obras que entrará en la sastrería de muchos trolls que la destriparán con planteamientos simplistas porque, sencillamente, quizá no se han planteado lo que acabo de explicar de los veinticinco siglos. En fin, para gustos colores.

Hoy, 17 de Julio de 2024, se vuelve a representar el texto de Francisco Nieva en el Teatro Romano de Mérida. Y sí, encaja a la perfección en la definición de teatro clásico aunque, si no estás de acuerdo, siempre podemos resolverlo civilizadamente (en paz) con un café por delante y una interesante charla.

Se suben al escenario para dar vida a la obra griega Joaquín Reyes, que debuta en el teatro, como Trigeo. Ángeles Martín es Corifeo; Astrid Jones, La Guerra; Sara Escudero es Hermes; Carlos Troya encarna a Tumulto, Nerea Moreno es la Esclava y Pedro Ángel Roca el Esclavo y la actriz Laura Galán da vida a dos personajes, La Paz, y la Hija de Trigeo.

Os dejo algunas imágenes tomadas el día previo al estreno en uno de los mejores pases gráficos que recuerdo del Festival de Mérida, por completo, por extenso y por la amabilidad de la directora de la obra Rakel Camacho. Muchas gracias.

 

En cuanto al Equipo Artístico, ahí va la  FICHA TÉCNICA: 

Texto original de Francisco Nieva sobre "La Paz" de Aristófanes.

Dirección: Rakel Camacho.

Ayudante de dirección: Pedro Almagro.

Escenografía: José Luis Raymond y Laura Ordás.

Ayudante de escenografía: Isi Ponce.

Diseño de vestuario: Rosa Andújar.

Diseño de iluminación: Juanjo Llorens.

Dirección musical, composiciones y espacio sonoro: Pablo Peña y Daríio de Moral.

Coreografía: Julia Monje.

Producción: Sanra Produce.

Producción ejecutiva: Manuel Sánchez.

Jefa de producción: Elena Martínez

Ayudante de Producción: Javier Galán.