Cultura

Coriolano

Coriolano. ¡Ah, Coriolano...!. Hace diez años, el que escribe, no hizo fotografías de aquél Coriolano extremeño dirigido por Eugenio Amaya con el precioso apoyo de Antonio Gil Martínez y Jon Bermúdez. No las hice por la razón de que subí al escenario del Teatro Romano de Mérida por primera vez en mi vida para hacer de figurante. Fue épico, luché contra los Volscos y ganamos, como Shakespeare había previsto, claro. De aquélla obra guardo tan buenos recuerdos que es, junto con Tito Andrónico, la que mejor conozco del autor inglés, del Dios del teatro. Shakespeare... ... y ¡Coriolano!. Aún conservo la espada que, debidamente tuneada con posterioridad salvo la hoja, pasó a mi armero de recreación con el nombre de "la Coriolana".

La alegría de ver programado Coriolano de nuevo en el Festival de Mérida me llenó por completo. Y la alegría de ver ayer una selección de escenas que Antonio Simón generosamente había preparado para el pase gráfico, me permitió fotografiar esta obra por primera vez.

Los que esperaban ver este año una obra de espadachines y romanos, con poca invasión del frente escénico del "marco incomparable", van a ver calmados en buena parte sus anhelos. Así, el director Antonio Simón (Dirección y Adaptación) junto con Juan Asperilla (Traducción y Adaptación) nos regalan una equilibrada interpretación de la obra de W.Shakespeare. Hay espadas, el vestuario, de Ana Llena con la ayuda de Tania Tajadura, no es clásico pero conseguirá que los puristas del peplum teatral emeritense no se entretengan demasiado en críticas. La iluminación de Rodrigo Ortega crea un ambiente que a mí se me antoja sórdido pero que es perfecto para la historia que se cuenta. Lucas Ariel Vallejos pone la música con los necesarios toques épicos. En el equipo también están Marlene Michaelis como ayudante de dirección; mi querido Paco Azorín con su certera (siempre) escenografía que cuenta con la ayuda de Alessandro Arcangeli. El maestro de armas encargado de que nadie rebane una oreja o cause alguna fractura (se suponen romas, claro) es Jesús Esperanza y a juzgar por lo visto en el gráfico, lo consigue con acierto. En la producción está Ana Guarnizo y en la producción ejecutiva Carles Roca. La dirección técnica recae sobre Eudald Gili.

Con todos estos argumentos, poner en escena a Roberto Enríquez como Coriolano, Carmen Conesa (Virgilia), Manuel Morón (Menenio), Álex Barahona (Cominio), José Luis Torrijo (Bruto), Juan Díaz (Sicinio), María Ordóñez (Volumnia), Beatriz Melgares (Lugarteniente y Ciudadana) y Javier Lara como Aufidio, garantiza una obra seria, equilibrada y con los necesarios toques de teatro clásico. Esta noche se estrena y allí acudiremos, haciendo abstracción de "la caló" que hoy amenaza con hacernos sudar, aunque no sangre, como le gustaría a Shakespeare.

El argumento de esta obra es extremadamente acertado para la situación sociopolítica que vivimos en nuestro país y en los países que llamamos del primer mundo. Porque, cada vez más, ese primer mundo empieza a parecerse al tercero. No lo digo yo, lo dice la crispación social, la corrupción, la violencia y tantos ingredientes que, lejos de ser actuales, ya utilizó Shakespeare como elementos necesarios para contar sus historias.

El pueblo contra el poder, contra la soberbia de quienes ostentan la facultad de decidir el hambre y la necesidad que los primeros pasan, también de decidir qué parte del pueblo pasa a ser plebe y cuál se salva enriqueciéndose convenientemente situados en la expansión de esa mancha de aceite que es la corrupción. El pueblo se enfrenta al poder, cosa que para nosotros hoy en día es impensable dada la sociedad de confort establecida. A todo esto surge una guerra, como están surgiendo hoy en día los conflictos cada vez más próximos a la puerta de nuestras casas. Enfrentamientos, luchas de poder, quién se sienta en el sillón y quién no, estrategias, "juegos de tronos". Y como toda alianza sirve cuando lo que se quiere es el poder, Coriolano recurre a la ayuda de los Volscos, enemigos de Roma pero finalmente es persuadido por su madre que consigue que levante el asedio a Roma. Y después, ya se sabe, muerto el perro se acabaron las pulgas. Fin de la historia. Que alguien me diga que no ve en todo esto algún o algunos toques de actualidad. Los clásicos siempre tan acertados... o no. Quizá es que hemos evolucionado poco.

 

Disfruta del buen teatro en el mejor escenario posible para esta obra.

Coriolano es una coproducción del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, Vania y Producciones Off.