Turismo
El mirador de Campo Arañuelo
A nosotros se nos antoja así porque después de ver desde lejos el Castillo de Belvís de Monroy sin haber subido nunca a él, no imaginábamos que las vistas fuesen así de espectaculares. La vista sobre buena parte de las tierras del Tiétar y el Tajo que alcanzan hasta Monfragüe bien merecen el desvío.
En el s.XIII Fernando III El Santo premia con la dehesa de Belvís a los caballeros placentinos que le habían ayudado en la conquista de algunas plazas andaluzas. Pero fue Sancho IV, el Bravo, hijo de Alfonso X el Sabio, el que determinó la construcción del castillo de Belvís al donar, quizás como premio, quizás como necesidad, el Cortijo de Belvís a Hernán Pérez del Bote, procurador en cortes por Plasencia, con la “obligación” o “privilegio” de levantar en él Casa Fuerte y repoblar el lugar con 30 vasallos (enrealidad: familias). Esto sucedía en 1284.
Pero fueron varios los siglos en los que se empleó la construcción y consolidación del castillo que terminó siendo una gran casa palaciega ya que su uso fue no solo militar sino también civil. Fruto de esa construcción tan larga en el tiempo fue la mezcla de estilos arquitectónicos como el Gótico, el Renacentista o el Barroco dando como resultado una impresionante y hermosa fortaleza.
El Recinto se compone de dos partes, una externa que comprende una cerca de murallas con siete torres semicilíndricas y una de planta pentagonal más otra torre exenta. El interior, correspondiente al Castillo se compone de muros con torres, una torre del homenaje cuadrada y numerosas estancias. Uno de los patios del castillo, plateresco, debió ser de gran belleza ya que inspiró la construcción de uno igual en el Monasterio de Yuste.
Pero esto de los castillos no es solo cosa de la nobleza. Hace un par de años pudimos saber que Doña Carmen, una farmacéutica jubilada, había empleado buena parte de los ahorros de su vida en adquirir el inmueble ya que según ella se enamoró cuando lo vio por primera vez. Su intención es restaurarlo, consolidarlo para mantener su estructura e instalar incluso un museo en el interior que sirva para poder costear el mantenimiento y la rehabilitación, ofreciendo así su propiedad a los vecinos y turistas para su disfrute. Desconocemos la situación actual de los planes, los trámites burocráticos que se hayan podido realizar pero creemos que quizás sea demasiada carga para la bienintencionada nueva propietaria, a la que hay que agradecer el generoso gesto de reconstruir la fortaleza. No estaría de más, seguro, una ayuda por parte de algún organismo que posibilitase una más rápida rehabilitación y también la ayuda técnica necesaria para que esta se haga fidedignamente.
Antes de que Doña Carmen adquiriese el Castillo, un día que dejamos la autovía para conocer de cerca este edificio, nos adentramos ligeramente en su interior desobedeciendo (cosa que no recomendamos hacer) el maltrecho cartel que advertía del peligro ya que el edificio se encontraba en estado de ruina. Corrimos el riesgo y mereció la pena para que hoy podamos ofreceros esas imágenes.
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Para saber más: Recomendamos este enlace del Archivo Histórico Provincial de Cáceres