Turismo

Una muralla que encierra mucha historia

Impresiona desde lejos contemplar este recinto amurallado. Siempre se me antojó poderoso cada vez que viajo por la EX-108 entre Coria y Plasencia y por ello decidí, no hace mucho tiempo, poner rumbo a la población para detenerme y visitarla, para saborearla y para respirar hondo, desde lo alto de su muralla, donde llegué a sentirme incluso como alguna de las aves que revolotean la villa.

 

 

Su origen es incierto. Por una parte hay quien atribuye a los Vetones el primer asentamiento mientras que otros relacionan la cercana mansio romana de Rusticiana con el inicio de la población en estos lares. Quizá tan incierto como la procedencia del nombre que casi con toda probabilidad se pierde en "tiempos de los moros" y probablemente derive de Galilea o Madinat Ghaliayah.

 

 

Tampoco está contrastado que esta ciudad fuese la Medina Galisyah en la que Almanzor pasó noche cuando se dirigía hacia tierras gallegas. Lo que sí parece probado es que fue paso de monarcas como Fernando II, Alfonso IX, Fernando III el Santo, Juan II e incluso los Reyes Católicos.

 

 

Y de lo que tampoco existe ninguna duda es del origen almohade del recinto fortificado ya que su esquema y tipo constructivo es totalmente árabe. Se edificó en época islámica una Alcazaba que posteriormente se transformaría en castillo cristiano con una curiosa terminación en la torre que la hace ser conocida bajo el nombre de La Torre Picota.

 

 

Sus calles silenciosas y tranquilas parecen haber amarrado el tiempo para detenerlo dentro. Siento que las agujas del reloj no continúan avanzando. A cada rincón me sorprende una columna, una vieja fachada, un escudo, una inscripción ... y siempre, la muralla. Quizás la mejor conservada que podamos encontrar de esta época.

 

 

Uno de las sorpresas que encontré fue una iglesia del siglo XII de estilo mudéjar-románico, con un ábside de dos cuerpos realizados en ladrillo.

 

Continúo mi paseo mientras disparo fotografías cada vez que algo nuevo llama mi atención. Quiero compartir con vosotros el resultado de esta excursión fotográfica al mismo tiempo que os recomiendo una visita a Galisteo, porque verdaderamente merece la pena.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No podemos marcharnos sin bajar al río Jerte y visitar el Puente Manrique de Lara, Conde de Osorno, quien lo mandó construir en 1546 para salvar el curso del río Jerte. 

 

 

 

 

 

Cómo llegar a Galisteo: Haz click aquí para ver en Google Maps y planificar tu viaje. Feliz trayecto.