Turismo
Rueda la piedra, corre el agua
Hace un par de años, aprovechando las tareas de limpieza del infame camalote en el cauce del Río Guadiana, decidí llegarme una tarde hasta la orilla sabiendo que existía una interesante colección de viejos molinos de los que, en ocasiones cuando la Presa de Montijo alivia su almacenamiento, mostraban en el lecho cubierto por las aguas sus tristes paredes, monocromáticamente rebozadas en el lodo que unificaba visualmente el aspecto de muros, represas, piedras de molino, molinos...
La colección es interesante y recomendamos visitarla con precaución o apreciarla desde la orilla cuando las condiciones vuelvan a darse, es decir, que baje drásticamente el cauce del río. Se trata de un grupo de molinos harineros datados entre los siglos XVI y XIX que presentan como curiosidad el aprovechamiento en su construcción de materiales procedentes de edificios de época romana. En concreto, encontramos en uno de ellos una estela funeraria que procede, sin duda, de los aledaños de la cercana vía romana que unía Augusta Emerita con Olissipo (Lisboa). Es probable que los numerosos mausoleos y edificios funerarios que se extendían a los lados de esta vía fuesen desmontados para construir estos edificios siglos más tardes.
El espectáculo en sí es indescriptible y, salvo la curiosidad del origen de las piedras con que están construidos los molinos, el resto que se me ocurre contar es muy visual. Os dejo con el resultado de aquel paseo una tarde de Febrero a la caída del sol.