Turismo

Joyas Patrimoniales y Culturales de la Comarca de Lácara

La Comarca de Lácara posee numerosos atractivos patrimoniales y culturales. De todos ellos, el carácter que marca la diferencia de buena parte de sus poblaciones es la arquitectura de los Pueblos de Colonización

 

 

Este conjunto de localidades, construidas a mediados del siglo pasado, suponen una excelente muestra de arquitectura vanguardista y modernista que adaptó y transformó extensiones hasta entonces despobladas, dibujando un nuevo mapa geográfico de la provincia de Badajoz con más asentamientos y más tierras adaptadas para el cultivo. 

 

 

De ellos, por su peculiaridad y por el hecho de que agrupa a 14 poblaciones, nos ocuparemos de esta guía. Las demás poblaciones las referenciamos por orden alfabético y con vínculos a Google Maps para planificar cualquier visita.

 

 

Comenzamos el recorrido en Aljucén cuya fundación en principio se consideró musulmana. No obstante, hace algunos años fueron halladas y excavadas numerosas tumbas de época tardorromana que, por el número de enterramientos, se corresponderían con la posible existencia en la zona de una villa romana. Además, en el término municipal y en sus inmediaciones se han encontrado numerosos restos de cerámica y conducciones de agua de época tardorromana que nos podrían permitir afirmar la existencia de un pequeño núcleo poblacional, bien se trate de una villa o de un pequeño asentamiento. Cierto es que Aljucén tuvo una pequeña fortaleza en época árabe cuyos restos desaparecieron hace algunas décadas al edificar una vivienda en una de las cotas más altas del pueblo.

 

 

De los romanos nos ha llegado parte de un puente de época trajana que se encuentra en pleno Parque Natural de Cornalvo y que dio servicio a la calzada de la Vía de la Plata (Iter ab Emerita Asturicam) salvando el curso del río Aljucén mediante seis arcos de medio punto y tajamares del lado aguas arriba. 

 

 

La obra estaba realizada con sillares de granito almohadillados de los que pocos quedan en su lugar original ya que fueron destruidos por las numerosas riadas y devorados por la vegetación hasta que Antonio Díaz Pintiado lo descubriese en la década de los 80.

 

 

Otro edificio curioso situado a las afueras de la población e integrado con acierto en una zona de recreo y esparcimiento, es un antiguo horno de tejas quizá del siglo XVII o XVIII. También el antiguo lavadero del pueblo se ha recuperado hace poco para preservar su arquitectura y valor etnográfico.

 

 

En cuanto a la Iglesia de San Andrés, ésta fue construida en el siglo XV y en ella destacan su portada renacentista de doble arco escarzano en el que se encuentra inscrita en grandes caracteres la mediación del apóstol ante Dios.

 

 

Arroyo de San Serván constituye otro punto con interesantes construcciones religiosas. Por una parte, la Iglesia de la Santa Cruz edificada en el siglo XVI posee tres puertas correspondientes a tres momentos y estilos diferentes. 

 

 

La puerta principal, o del Perdón, es de medio punto con alfiz. La del Evangelio es conopial con alfiz y la de la Epístola es de arco apuntado y aspecto recio. El retablo mayor contiene 25 pinturas sobre tabla y fue creado en 1.550. 

 

 

En cuanto a las Ermitas, hay dos sumamente interesantes a pesar de su estado ruinoso. La de la Encarnación, mas próxima al pueblo, datada en el siglo XV y reformada en el XVIII de cuya época aún conserva policromía en lo que debió ser su retablo. 

 

 

La otra ermita, la de los Mártires San Servando y San Germano está construida en el punto más alto de la sierra sobre una pequeña cueva o abrigo donde se refugiaron los dos santos al abandonar su condición de legionarios romanos por la vía de la deserción para practicar la vida eremita y el cristianismo. Según la leyenda fueron capturados y decapitados en el mismo lugar donde, en el siglo XV se levantó la construcción y se acondicionó el abrigo o ermita original. Encontraremos en pleno casco urbano otra ermita, la de la Soledad datada en el siglo XVI que posee una pila de agua bendita de época visigoda. 

 

 

El último edificio religioso es también otra ermita, la de Cubillana, situada ya en las inmediaciones del badén de Torremayor. Hay quien relaciona ese lugar con el Monasterio de Cauliana y aparece en la “Vida de los Santos Padres de Mérida” escrita durante el siglo VII. La ermita actual forma parte de una propiedad privada, el Cortijo de Cubillana, pero visible y destacable desde el exterior su torre, edificada en el siglo XV por orden del rey Juan II de Castilla.

 

 

Yendo atrás en el tiempo y sin cambiar de municipio encontraremos un puente medieval de tres arcos del que nos ha sido imposible encontrar una datación exacta. Este puente salva el arroyo Tripero y debió ser construido al surgir la aldea en época posterior a la reconquista de Mérida y Badajoz por Alfonso IX de León.

 

 

El tesoro artístico de Arroyo de San Serván se encuentra en los 27 abrigos prospectados en la Sierra de San Serván y que contienen una fantástica colección de pinturas rupestres de tipo esquemático que representan figuras antropomorfas, zoomorfas, petroglifoides, barras y puntos, armas, manos, zigzags, construcciones, ídolos, astros y vegetales. Se interpreta que tienen un sentido religioso mediante el culto idílico o solar y también social, económico y de poder y podrían estar realizadas en la época del Calcolítico pleno-final.

 

 

En Barbaño visitaremos la impresionante Villa Romana de Torreáguila distante un kilómetro de la población. Para completar la visión de la vida romana que encontramos en la cercana Mérida es necesario conocer también el desarrollo de la vida en el entorno de una villa rural. 

 

 

Torreáguila es una gran villa romana de unos 30.000 metros cuadrados original del siglo I que se mantuvo en uso ininterrumpidamente hasta el siglo IV. La población estimada del asentamiento debió rondar las 600 personas. 

 

 

Talleres de cerámica y vidrio, granja, explotación agrícola, bodega, lagares, termas, habitaciones del personal de servicio, estancias residenciales para los propietarios… Este yacimiento es el único complejo romano que se conserva completo dedicado a la producción de vinos y aceites. Y todo ello estando excavado tan solo un tercio aproximadamente de su extensión.

 

 

En torno a la Villa Romana de Torreáguila se celebra anualmente el Festival Amnis Callis en el que se trata de recrear la vida y divulgar determinados aspectos relacionados con la época romana, incluyendo también la representación de alguna obra de teatro clásico.

 

 

Barbaño cuenta también con la Ermita de la Virgen de Barbaño datada entre los siglos XIII y XV, levantada para atraer cristianos y fijar población en la zona, objetivo que no consiguió convirtiéndose en una ermita más de Montijo.

 

 

Frente a la Ermita encontraremos un rollo administrativo perteneciente a los Condes de Montijo nos recuerda cómo este lugar quedó bajo la jurisdicción de la familia Portocarrero.

 

 

El origen de Calamonte es incierto. Vestigios de cerámica encontrados en sus inmediaciones podrían vincular la población actual con un asentamiento de época romana. Lo que sí parece claro es que en el siglo XIII ya existe (como) bajo la denominación de Casas Buenas de Mérida, no siendo hasta 1365 su nacimiento como aldea bajo la denominación de Calamonte. Algo más de un siglo después, en 1494 tenemos la primera referencia de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Este edificio podría tener su origen en la construcción octogonal que mantiene una cúpula y que por sus características constructivas parece ser mozárabe por lo que podríamos fecharla en torno al año 1.378. Llama la atención la portada de la iglesia que no corresponde ni en época ni en estilo al resto de la construcción y que podría provenir del Castillo del Zorro, desaparecido pero documentado en un antiguo sello.

 

 

El patrón de Calamonte, San José, es venerado y celebrado cada 19 de marzo con gran fervor por parte de los calamonteños.

 

 

Carmonita vuelve a trasladarnos a la época prehistórica y nos ofrece la posibilidad de visitar su dolmen. Se encuentra a 1 km del pueblo y a él se accede sin dificultad por una pista de tierra. El monumento megalítico es un dolmen de corredor simple de unos cuatro metros de longitud y cámara de otros tres metros de diámetro aproximadamente. Es del estilo de otros tantos de la zona del Alentejo y Extremadura occidental. Podría haberse levantado a finales del IV e inicios del III milenio.

 

 

Sin embargo, el origen del primer asentamiento poblacional conocido es del año 739 de nuestra era, en plena expansión de la dominación árabe. Fue fundada por árabes procedentes de la ciudad sevillana de Carmona.

 

 

La Iglesia parroquial, bajo la advocación de la Magdalena, está construida en el siglo XVI. Es un edificio sencillo y austero en cuanto a su construcción original del que solo perviven sendas portadas de granito compuestas por arcos carpaneles.

 

 

Sus calles son angostas y de trazado irregular y en las inmediaciones de la iglesia podremos observar algunas portadas de viviendas fechadas en el siglo XVIII.

 

 

En el extrarradio de la población, en un paraje adehesado de singular belleza conocido como El Empastao, se levantó en el año 2015 la Ermita de San Isidro Labrador.

 

 

Abandonando la población en dirección a Cordobilla de Lácara, encontramos junto al cementerio un crucero de granito del que desconocemos su antigüedad.

 

 

La vecina población de Cordobilla de Lácara parte de la misma tradición fundacional, atribuyéndosela en época de dominación árabe a algunos de ellos procedentes de Córdoba. Posee una modesta iglesia advocada al Apóstol San Pedro tras su edificación en el siglo XVI. De esa época conserva en su interior una talla de San Juan Bautista.

 

 

En las inmediaciones del Embalse de Horno Tejero, en dirección al Pico de Sierra Estena, y en el denominado Cerro del Santo, encontraremos el Castillo de Castellanos, interesante edificio que se remonta al siglo XIV o principios del XV y que ofrecería defensa y protección a la Villa de Castellanos situada en las proximidades y hoy en día desaparecida. Es una fortaleza de pequeñas dimensiones consistente en una torre en la que se ubicarían las estancias nobles rodeada de un recinto amurallado rectangular con tres torres cilíndricas. Del recinto exterior, los adarves y baluartes apenas quedan restos.

 

 

Una curiosa tradición que aún se celebra consiste en encender una gran hoguera en la plaza por parte de los quintos que antiguamente abandonaban el pueblo para hacer el servicio militar en la tarde del día de Nochebuena. La hoguera es de tal magnitud que arde durante toda la Nochebuena calentando a los cordobillanos que salen a celebrar esa fiesta más popular incluso que la de Nochevieja.

 

 

El Carrascalejo es, según algunos, la verdadera cuna del conquistador Pedro de Alvarado. Probablemente sea la población con menos habitantes de toda la comarca, no pasando actualmente de los 90 y no habiendo superado desde su fundación como aldea en 1365 los 150 habitantes. En las inmediaciones existen restos megalíticos como tumbas excavadas en la roca. Nuevamente este lugar nos ofrece algunos vestigios de época romana, como la cupae funeraria que pudimos ver hace unos años situada en una propiedad privada, hoy inaccesible.  

 

 

Encontraremos también la base del crucero existente a la salida del pueblo en dirección a Aljucén que bien parece un ara votiva reutilizada en la que consta una inscripción ilegible. Ello unido a la existencia de restos de cerámica, ciertas conducciones de agua subterráneas que llevan agua hasta Mérida, la necrópolis excavada en Aljucén a tan solo 3 kms., y ser paso de la Vía de la Plata, nos podría permitir suponer un posible origen romano de la población, aunque posiblemente de escasa entidad.

 

 

Contrasta con el pequeño tamaño de la población el de la Iglesia de la Consolación, de grandes proporciones. El edificio con una bonita portada renacentista de arco carpanel y columnas entorchadas, se corresponde con el siglo XVI.

 

 

Los restos megalíticos en las inmediaciones de Esparragalejo son numerosos. Podemos contar en las inmediaciones de la población con varias piedras sacras denominadas Sequero I, II, III y IV. 

 

 

Durante los trabajos de documentación de esta guía creemos haber encontrado una nueva piedra sacra, de la que no hemos encontrado catalogación, en las proximidades de la población que presenta las características hendiduras esculpidas a modo de peldaños tallados aunque muy deteriorados por la erosión.

 

 

Abastecida de agua por una presa romana, la de la “Charca Grande”, Esparragalejo contó con el establecimiento de un campamento militar romano. Los latinos edificaron la obra hidráulica que hoy en día continúa en servicio además de un molino en el centro de la misma y un pequeño acueducto en las proximidades de otro asentamiento anterior, el castro o poblado calcolítico situado en la colina de Los Olivares a apenas 500 metros del río Guadiana. 

 

 

Del acueducto apenas quedan restos visibles al pie de la toma ya que el resto de la conducción discurre enterrado.

 

 

La cercana Villa de las Tiendas, es de época tardorromana. De ella procede uno de los más bonitos mosaicos expuestos en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida que ilustra la caza del jabalí y que da idea del esplendor de la villa.

 

 

La Iglesia de la Concepción o de la Virgen de la Salud se comenzó a edificar en 1504 y su terminación es de estilo renacentista con influencia mudéjar. Contiene una interesante pila bautismal del siglo XIV y una talla protogótica de Ntra. Sra. de la Salud del siglo XV, reaprovechados ambos elementos de una iglesia anterior convertida en ermita de Santiago en el lugar del antiguo cementerio que se corresponde con el de refundación de la población.

 

 

Frente a la Iglesia se encuentra la Casa Parroquial con una interesante portada granítica.

 

 

La Ermita de la Salud se encuentra a poco más de 4 kms. de Esparragalejo en un precioso paraje en el que existe una fuente a cuyas aguas se les atribuyen propiedades curativas. Se cree que pudo ser construida en 1549. En 1701 se pintó con motivos florales todo el interior, pero actualmente no se conservan estas pinturas. En 1748 se le añadió a la capilla la bóveda y linterna. En 1805 se derrumbó el tejado de la nave principal y se abandonó hasta 1942, año en el que fue restaurada.

 

 

Gévora encierra una sorpresa que no aparece en las guías pero que hemos rescatado para su difusión. Se trata del Puente de Cantillana o Puente de Carlos V. Tiene una longitud de doscientos veinte metros de largo y un total de diecisiete ojos. Fue construido entre los años 1531 y 1535 durante el reinado de Carlos V. Estuvo en servicio hasta 1980 comunicando la orilla más próxima a Portugal con Cáceres, Mérida y la Meseta Central. Fue volado en 1658 en pleno conflicto con Portugal, destruido durante la Guerra de la Independencia y arrastrado varias veces por las violentas riadas.

 

 

La Garrovilla fue otro de los asentamientos fundados por los musulmanes en la zona a principios del siglo XIII pasando muy pronto a ser dominada por los cristianos. Existe en las inmediaciones del pueblo un abrevadero para el ganado llamado Pilar Romano o Pilar de la Sal. La fecha de su construcción es incierta y probablemente sea de época medieval. 

 

 

Iniciada la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asución en el siglo XVI, es contemporánea de la de Arroyo de San Serván y es muy posible que se construyese sobre un templo anterior. Destaca principalmente la portada principal de estilo plateresco, que combina gran cantidad de elementos arquitectónicos y decorativos de forma armoniosa. Frente a la puerta del Perdón existe una plaza con una cruz de granito. La portada correspondiente al lado de la Epístola es de estilo gótico y de gran sencillez.

 

 

Antes de llegar a La Nava de Santiago procedente de Aljucén, encontraremos un desvío perfectamente señalizado en el que podremos aparcar nuestro vehículo para visitar el Dolmen de Lácara. Este monumento megalítico es icónico para la comarca y consiste en un sepulcro de corredor de doble cámara y grandes dimensiones de época calcolítica. 

 

 

A pesar de haber sufrido numerosos expolios desde época romana e incluso su voladura durante la construcción del ferrocarril a finales del siglo XIX para encontrar supuestos tesoros enterrados en él, presenta un buen estado de conservación siendo el más grande de su tipo de España y el segundo más grande de la Península Ibérica.

 

 

A apenas escasos metros, pero en el interior de una finca privada podremos encontrar varias tumbas antropomorfas excavadas en la roca, otro túmulo de tierra identificado con un segundo dolmen de similares características y también un altar rupestre. El lugar en que se encuentra, el Prado de Lácara, es un paraje de gran belleza y valor medioambiental, bien conservado y con varios ejemplares de alcornoques centenarios.

 

 

Ya en la población, visitaremos la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción que si bien en su interior guarda las armas de Doña Juana de Ovando sobre la capilla de Santiago Apóstol, nos ofrece su rasgo más interesante en una de sus fachadas que muestra una curiosa decoración a base de esgrafiados que representan extrañas figuras, entre ellas un posible monstruo marino. El mural bien merece que nos detengamos para observarlo detenidamente.

 

 

Más adelante en dirección al Oeste llegaremos a La Roca de la Sierra, antigua Villa de Manzanete hasta que Felipe III la redenominase por cédula real ya que era residencia del Conde de La Roca. Es otra de las poblaciones que tiene eco en la prehistoria ya que en sus inmediaciones se encuentran el Dolmen de la Cueva del Moro, el Dolmen de la Cueva del Monge o de la Cueva de la Moneda y la citanía, castro o fortaleza natural, aunque no son visitables al encontrarse en la finca La Muela, de propiedad privada. También en la finca de La Pizarrilla existen restos de un poblado prerromano en el que hay evidencias de escritura.

 

 

Al acceder a la población encontraremos un puente que, aunque tradicionalmente se ha datado en épocas romana o románica sin ningún criterio, podría haber sido levantado en torno a los siglos XIII o XIV si bien no es descartable que fuese edificado sobre otro anterior.

 

 

La Iglesia de Nuestra Señora del Prado es de fábrica recia, pero llama la atención ya que sobresale notablemente entre el resto de las construcciones. Fue reconstruida tras el terremoto de Lisboa de 1755 durante el cual sufrió el desplome de su bóveda. Posteriormente, durante la Guerra de la Independencia fue destruido el retablo de Luis de Morales que albergaba en su interior.

 

 

Como vestigio del poderío de los Condes de la Roca perdura en una casa de la Calle Fray Alonso de Manzanete el escudo de su linaje, una pieza bien ornamentada que presenta dos figuras femeninas, una a cada lado.

 

 

Volvemos a las Vegas Bajas para visitar Lobón, un privilegiado enclave que, a pesar de encontrarse en una zona sin apenas elevaciones ocupa la única de cierta altura que, amesetada, se extiende desde Guadajira hasta Lobón. Dicen que Isabel II, a su paso por la localidad, lo denominó “Balcón de Extremadura”. Restos del calcolítico en el Poblado de La Pijotilla se encuentran en las proximidades y también los restos de Dipo, en las proximidades de Guadajira, ciudad tartésico-turdetana que fue sitiada y destruida y de la que no hay restos apreciables. Lobón tiende a identificarse con la antigua Lyco o Lycón, ciudad lusitana que se enfrentó al procónsul Lucio Emilio. Algunos restos arqueológicos de época romana han sido excavados en el Cerro de Santa Olalla, El Campito, Finca La Orden, Los Lomillos, La Tiesa y El pico. El lugar no es aleatorio ya que se encuentra en pleno itinerario “Iter ab Olisipone Emeritam”, la calzada romana que unía Mérida y Lisboa.

 

 

Esta posición estratégica en el camino hizo que Lobón tuviese mesones, ventas, parada de postas y estafeta de correos desde donde se distribuía la correspondencia a Montijo y Puebla de la Calzada. Tuvo tres ermitas y dos hospitales.

 

 

Uno de los hospitales derivó en el Convento Franciscano de Santiago del que quedan unos pocos restos que recientemente han sido excavados y consolidados para evitar su derrumbe definitivo.

 

 

La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción presenta dos puertas, una de ellas muy llamativa de estilo mudéjar con archivoltas y remate conopial y la otra de estilo gótico.

 

 

Mirandilla se extiende al pie de Sierra Bermeja y Sierra del Moro. En el lugar conocido como la Atalaya hubo un huerto de naranjos, quizá de origen árabe, con un ingenioso sistema de riego. Su fundación en el siglo XIII se debe a naturales de Miranda de Ebro según unas fuentes o de Miranda de Duero según otras. 

 

 

La Iglesia de Santa María Magdalena es un edificio de armónica estampa con torre fachada en su lado del Perdón, puerta principal. En el lado de la Epístola existe otra puerta quizá anterior. Fue erigida en el siglo XVI probablemente sobre otra anterior. No tiene puerta en el lado del Evangelio ya que está ocupado por cinco capillas anejas con cubiertas diferentes y la sacristía cuya interesante ventana gótica de arco conopial se encuentra tapiada.

 

 

La casa solariega del Marqués de la Encomienda, en las inmediaciones de la Iglesia, ostenta en la fachada el escudo de los Vera con la leyenda “Veritas Vinci”.

 

 

La Ermita de San Roque data del siglo XVI y se encuentra actualmente anexa al cementerio.

 

 

Otra ermita de más reciente construcción es la de San Isidro y destaca únicamente por el lugar en el que se encuentra, un alcornocal próximo al paraje de los Cuatro Caños en la falda de Sierra Bermeja.

 

 

Para finalizar el recorrido patrimonial de esta población, partimos de Mirandilla por la única carretera haciendo un alto para acceder, a través de un camino de tierra que sale a la derecha, a la Vía de la Plata (Iter ab Emerita Asturicam) donde podremos apreciar dos miliarios y los restos de la calzada romana con una sección en la que se aprecian claramente las capas del camino pavimentado.

 

 

La capital de las Vegas Bajas del Guadiana es, Montijo, siendo a su vez la ciudad con mayor población de la Comarca ya que sobrepasa los quince mil habitantes. Fue patria de Eugenia de Montijo, Emperatriz de Francia por su matrimonio con Napoleón III y de su hermana Francisca, esposa del XV Duque de Alba. Originalmente fue una encomienda denominada Montejo en torno al siglo XIII.

 

 

Cuenta con numerosos restos de villas romanas en la zona dada su proximidad al río Guadiana y a la calzada que unía Emerita Augusta (Mérida) con Olissipo (Lisboa). La más significativa es la de Torreáguila perteneciente a la Entidad Local Menor de Barbaño que expusimos en un apartado anterior.

 

 

Tras la guerra civil del pasado siglo se estableció en la localidad la Segunda Agrupación de Colonias Militarizadas para la construcción del canal de Montijo y también de parte de la Presa de Montijo contando con el trabajo de casi mil quinientos presos republicanos.

 

 

La Iglesia de San Pedro Apóstol es de estilo gótico-renacentista y fue edificada a finales del siglo XVI presentando una gran torre de cuatro alturas sobre la Puerta del Perdón, jalonada con el escudo de los Portocarrero, Condes de Montijo, que financiaron su construcción. La puerta del lado del Evangelio mira hacia el Norte y está actualmente clausurada. La puerta del lado de la Epístola está orientada hacia el Sur y es la más usada de todas, siendo de estilo clasicista.

 

 

Próxima a la Iglesia de San Pedro, en la fachada de una vivienda de la Calle Lácara se conservan tres columnas de la desaparecida Iglesia de San Isidoro o San Isidro, la primera que tuvo Montijo y que data de su época fundacional.

 

 

Sorprende encontrar el convento de Santa Clara, habitado por monjas clarisas, también conocido como Convento del Santísimo Cristo del Pasmo. Su construcción es de principios del siglo XVIII y está levantada sobre un beaterío previo del siglo XVIII. Toques de estilo mudéjar y una fachada policromada decorada con profusión son sus rasgos más significativos.

 

 

El Convento de San Antonio data también del Siglo XVIII y sirvió como enfermería del Convento de Loriana. Solo se conserva la portada de la Iglesia.

 

 

Por su parte la Ermita de Jesús Nazareno, también hospital, pero de menesterosos, fue fundada entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. Tras la demolición en 1972 del edificio de la enfermería solo quedó la ermita que alberga un bonito retablo mayor, excelente ejemplo del barroco montijano obra de Ruiz Amador en 1725-1730.

 

 

Vigilante se alza la Ermita de San Gregorio, del siglo XVIII, en el cerro del mismo nombre. El lugar elegido para que el santo previniese las plagas de langosta ofrece unas bonitas vistas no solo de Montijo sino también de Puebla de la Calzada y una gran porción de las Vegas Bajas del Guadiana.

 

 

La Casa-Granero del Conde estuvo situada en el mismo lugar que la Iglesia de San Isidoro. En su fachada luce el escudo del IV Conde de Portocarrero.

 

 

La Plaza de España con fachadas neoclásicas ofrece solaz y esparcimiento en cualquiera de sus terrazas donde se puede disfrutar de un café o el vermut de mediodía mientras se aprecian sus rasgos constructivos entre los que destacan la Casa del Navegante, un edificio de mediados del siglo XIX que fue propiedad de un indiano asturiano afincado en Montijo dedicado al tráfico de esclavos. El edificio del Ayuntamiento, porticado, data del Siglo XVII, presenta en su fachada los escudos de los Condes y el de la Villa.

 

 

No nos alejamos mucho, apenas dos kilómetros, para visitar Puebla de la Calzada. La unión entre las poblaciones es tal que uno no sabe cuándo está en una o en otra. Tan solo un límite, el arroyo de Cabrillas establece una división física inapreciable entre ambas localidades.

 

 

El nombre de Puebla de la Calzada le viene dado por la vía romana que unía Mérida y Lisboa. Los restos de este camino se presumen sepultados bajo la carretera que, procedente de Torremayor discurre hasta Valdelacalzada, aunque hay quien sospecha con criterio que bien pudieran encontrarse bajo una calle llamada Calzada, nombre que tiene desde hace siglos. Podría tener un origen romano dado el establecimiento de villas en la zona y su situación de paso respecto de la calzada romana. La población como tal fue fundada en el siglo XIII bajo la denominación de Aldea del Rubio, debiendo trasladarse dos siglos después para prevenir los daños que las continuas crecidas del Guadiana provocaban en la aldea. En el Siglo XVI pasa a ser villa y es vendida a María Enríquez, Condesa de Montijo, siendo conocida en esa época como Puebla de Montijo. En el siglo XVII es incendiada y parcialmente destruida por los portugueses durante la Guerra de Sucesión.

 

 

La Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación es un bonito templo del siglo XVIII encalado, aunque de factura modesta que alberga una pila bautismal de mármol de estilo gótico.

 

 

La Ermita de la Inmaculada Concepción está levantada en el siglo XVIII sobre la de los Mártires del siglo XIII, aunque no conserva nada de la obra original. Es de estilo neoclásico.

 

 

El Colegio del Carmen, privado y religioso, nos abre sus puertas para apreciar su arquitectura y estilo neoclásico y los frescos con los que está decorado su interior.

 

 

El Palacio del Marqués de la Vega, también centro escolar, construido en el siglo XIX es buen ejemplo de la arquitectura ecléctica con toques coloniales. Su interior está decorado con mezcla de estilos Neoclásico y Barroco y ofrece unos detalles constructivos de verdadero lujo: mármol, hierro de forja y profusión de pinturas alegóricas en techos y paredes de algunas de sus estancias.

 

 

Puebla de la Calzada ofrece la programación cultural más abundante que pueda encontrarse en toda la comarca. Cuenta con un Festival Nacional de Teatro que desde hace cuarenta años ofrece cada mes de octubre un programa con las mejores compañías y obras teatrales del panorama nacional, además de interesantes exposiciones fotográficas.

 

 

Los poblanchinos son gente sociable y alegre, dada a la celebración de sus tradiciones y con un sentido de la hospitalidad muy generoso por lo que no dudarán en acogerte si decides ver o participar en su desfile de Carnaval, uno de los mejores de la provincia de Badajoz o en su Cabalgata de Reyes, también de las más populares de la provincia. Su Semana Santa te hará vivir con sencillez los desfiles procesionales tan cuidados como las otras manifestaciones lúdicas. Y es que no les falta tradición ya que “La Pura” cada 8 de diciembre procesiona por el pueblo sobre los hombros de costaleros entre la Ermita de la Inmaculada y la Iglesia de la Encarnación.

 

 

Puebla de Obando ofrece un legado histórico desde época romana. La Sierra del Vidrio debe su nombre a los restos de los hornos de vidrio y cerámica romanos aparecidos en ella. El cauce del arroyo Valhechoso se interrumpe por una construcción llamada la Cascada Romana en cuya proximidad se ubica un molino. Este lugar se encuentra completamente invadido por la maleza y en el interior de una finca privada y su acceso es difícil.

 

 

Próximo se encuentra el Monasterio de San Isidro de Loriana o Convento de Loriana/Luriana. Su condición de franciscano le confiere la sobriedad que en realidad tiene. Se encuentra en un estado ruinoso y, a pesar de estar declarado como Bien de Interés Cultural, se encuentra incluido en la Lista Roja del Patrimonio Español por el riesgo de derrumbe que presenta a pesar de lo cual sirve como establo para el ganado. Además, los dueños de la propiedad a la que pertenece, para evitar responsabilidades, han cerrado y prohibido todo acceso posible por lo que solo es visible desde la cancela de la finca. No obstante, bien merece un paseo hasta el lugar para disfrutar del incomparable espacio natural en el que se encuentra sin duda, una de las dehesas más bonitas de la provincia.

 

 

En la población visitamos la Iglesia de San Ildefonso, una modestísima construcción del siglo XVI con contrafuertes exteriores que guarda en su interior imágenes procedentes del Convento de Loriana.

 

 

De vuelta a las Vegas Bajas viajamos hasta Talavera la Real para conocer su patrimonio. En primer lugar, hay que aclarar que su origen es incierto ya que son muchas las teorías, la mayoría de ellas muy románticas, que atribuyen su fundación a varios pueblos antiguos siendo la más probable la que vincula su fundación con los Túrdulos. Se ha tratado de identificar a Talavera con Evandria, Evandriana o Dippone de las que tenemos noticias a través de Ptolomeo y los Itinerarios Romanos. Tenemos certeza, a través de las excavaciones arqueológicas en su entorno, de la presencia romana en torno al siglo I. Contó con una muralla en el siglo XVIII para protegerla de las tropas angloportuguesas durante la Guerra de Sucesión de la que hoy no queda ningún rastro salvo el nombre de una de sus calles, Calle Muralla.

 

 

La Iglesia de Nuestra Señora de Gracia está edificada sobre una antigua capilla de siglo XI con reconstrucciones y remodelaciones posteriores en los siglos XIV, XV, XVI y XVIII que le dieron el aspecto con el que ha llegado hasta nuestros días. 

 

 

La entrada por la Puerta del Perdón se hace a través de un atrio porticado con arco de medio punto y elementos góticos.

 

 

El Convento de las Carmelitas Descalzas data de principios del siglo XVII. Otro edificio religioso destacable es la Ermita de San José la única que se conserva de las cinco con las que contó la población.

 

 

La casa solariega de los Morillo, del siglo XVIII, da empaque con su decoración barroca a la Plaza de España.

 

 

Dos puentes antiguos atribuidos a época medieval, uno en el antiguo camino real llamado el “puente viejo” y otro denominado “la pontecilla” salvan el cauce del arroyo Limonetes. Ambas construcciones han sido destruidas en varias ocasiones durante su historia y en la actualidad se encuentran fuera de uso y en estado de ruina.

 

 

Torremayor es otra de las poblaciones de origen musulmán y una de las más antiguas de cuantas se encuentran sobre el Plan Badajoz. Su establecimiento en el recorrido de la calzada romana que unía Mérida con Lisboa y la proximidad con el río Guadiana favoreció el establecimiento en las proximidades de villas romanas como la de La Floriana y un monasterio de época visigoda, el de Cubillana a medio camino entre Torremayor y Arroyo de San Serván.

 

 

La Iglesia Parroquial de Santiago, levantada con sillares de granito y de aspecto macizo, contiene un retablo plateresco del siglo XVI atribuido a Luis de Morales con ocho tablas. Su tipología constructiva con muros almenados hace pensar que estamos ante una Iglesia-Fortaleza. La portada del lado de la Epístola es de aspecto elegante y estilo renacentista.

 

 

La Casa-Palacio del Conde de la Roca fue, antes de su edificación, una villa romana en la que según algunas fuentes se erigía un torreón.

 

 

Existen en Torremayor algunas casas solariegas blasonadas que pertenecieron a hidalgos del siglo XVII y XVIII.

 

 

Trujillanos, puerta del Parque Natural de Cornalvo, estuvo poblado en el Paleolítico Inferior, el Neolítico y el Calcolítico tal y como lo atestiguan

restos de poblados, utensilios y armas encontrados (en su solar). Las evidencias historiográficas documentan en 1.327 el asentamiento de naturales de Trujillo en el lugar fundando una villa.

 

 

La Iglesia Parroquial de la Santísima Trinidad fue el punto alrededor del cual creció la población actual, siendo construida entre los siglos XVI y XVII y reformada en el XVIII. Su puerta principal está orientada hacia el Oeste y consta de arco de medio punto, columnas sobre podio, entablamento y frontón rematado en flameros.

 

 

La puerta orientada hacia el Sur se identifica con la puerta de la Epístola y consiste en un arco apuntado con impostas labradas que llaman la atención ya que se trata de dos piezas visigóticas. La Puerta del Evangelio es un pequeño acceso a la sacristía del templo.

 

 

En las proximidades de Trujillanos se encuentra la Presa de Cornalvo, una construcción hidráulica atribuida tradicionalmente a los romanos pero que según la teoría de los arqueólogos Santiago Feijó y Diego Gaspar podrían ser posteriores de época visigoda o incluso islámica. Asimismo, existe por todo el Parque Natural un entramado bajo tierra de construcción romana a los que los arqueólogos citados sumaron hace poco 30 kilómetros más de conducción a los 40 conocidos hasta entonces. Se trata de un acueducto subterráneo, abovedado, que conducía el agua en perfecto estado de salubridad y temperatura para su consumo hasta Augusta Emérita.

 

 

Para finalizar con Trujillanos queremos exponer que una amplia red de caminos que pasan, cruzan o rodean la población sirven para la práctica del senderismo o el ciclismo de montaña. Entre ellos, el de Guadalupe, el Camino Real a Madrid y el Camino Mozárabe que acercaba a los peregrinos del Sureste peninsular hasta Mérida para continuar por la Vía de la Plata hasta Astorga donde entronca con el Camino de Santiago.

 

 

Por último, haremos un recorrido por los Pueblos de Colonización del Plan Badajoz que suponen casi la mitad de las localidades pertenecientes a la Comarca de Lácara. Destacan por sus fachadas encaladas de arquitectura modernista en los que llama la atención siempre, desde la lejanía, la torre de su iglesia generalmente situada en una plaza en torno a la que se agrupan el consultorio médico, el ayuntamiento y la farmacia. El conjunto suele estar rodeado por casas bajas o de dos plantas a lo sumo y una trama urbana que generalmente obedece a un patrón normalmente relacionado con la orografía o el espacio en el que se desarrolla arquitectónicamente la población. A su vez, grandes extensiones de cultivo de regadío con sus canales y acequias rodean estas poblaciones.

 

 

Fueron creados por el Instituto Nacional de Colonización en época franquista, pero partiendo de un pliego técnico que la República había desarrollado en 1930. Se trataba de diseñar poblaciones iguales, pero con diferencias.

 

 

Comenzaremos el recorrido por Alcazaba con alrededor de 250 habitantes es uno de los pueblos más pequeños de los de colonización.

 

 

Alvarado se encuentra en la parte más meridional de la Comarca. A tan solo 18 km. de Badajoz, cuenta con poco más de 330 vecinos.

 

 

Balboa con 527 habitantes posee una preciosa y amplia plaza. Se encuentra a un kilómetro del Aeropuerto de Badajoz.

 

 

Barbaño tiene algo más de 650 habitantes. Es Entidad Menor dependiente de Montijo y fue inaugurado en 1956.

 

 

Gévora es uno de los más grandes de los Pueblos de Colonización de la Comarca. Tiene unos 2.473 habitantes y es pedanía del Ayuntamiento de Badajoz distando de la capital tan solo 5 kms.

 

 

Guadajira fue a construirse curiosamente en un lugar que ya había sido habitado anteriormente. En su término municipal se han excavado algunas necrópolis relacionadas con el período orientalizante y se han encontrado cerámicas de origen ático, de engobe rojo tipo Medellín, asas de brasero ritual… En la Finca La Orden se encuentran restos de una villa romana del siglo I. Existen indicios suficientes para localizar en Guadajira la ciudad tartésico-turdetana de Dipo de notable importancia ya que llegó a tener ceca propia y emitir ases y duplos. No se conserva ningún vestigio que pueda ser visitado ni documentado y albergamos la esperanza de poder ver pronto alguna campaña de excavaciones.

Tiene 523 habitantes, es Entidad Menor dependiente de Lobón y su curioso y laberíntico trazado se adapta a la orografía del lugar donde se encuentra construida. Fue fundada en 1958.

 

 

Guadiana, fundada en 1950 cuenta hoy con 2.492 vecinos y es de los más grandes junto con Pueblonuevo del Guadiana, Gévora y Valdelacalzada. Su población inicial fue de 276 colonos que llegaron a este lugar procedentes de varios lugares de Extremadura y Andalucía. Es Entidad Local Menor perteneciente a Badajoz.

 

 

Lácara, junto con Alcazaba es uno de los Pueblos de Colonización más pequeños de la Comarca. Pertenece al partido judicial de Montijo de cuya ciudad es pedanía. Sus habitantes rondan los 250.

 

 

Novelda del Guadiana con 931 habitantes sobrevive con una economía agrícola basada en el cultivo del maíz, tomate, frutales y productos hortofrutícolas.

 

 

Pueblonuevo del Guadiana, da vivienda a unas dos mil personas habiendo sido fundado en 1956. En sus proximidades, una de las muchas villas romanas que se encontraban en las Vegas del río Guadiana, la Villa de Pesquero, proporcionó dos vistosos mosaicos expuestos en la actualidad en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.

 

 

Sagrajas, pedanía de Badajoz, sobrepasa el medio millar de habitantes. Unas 100 familias se establecieron en 1956 tras su fundación para vivir de la agricultura.

 

 

Valdebótoa, otra pedanía de Badajoz tiene unos mil trescientos habitantes que viven principalmente de los productos obtenidos de la explotación agrícola y ganadera de su entorno. Fue fundada en 1958. Se encuentra a 12 kilómetros de Badajoz y en las proximidades de la Base Militar General Menacho.

 

 

Valdelacalzada fue el primer pueblo de colonización de las Vegas Bajas del Guadiana, siendo fundado en 1948. Sus 2.731 vecinos se dedican principalmente al cultivo, recolección,  transformación y distribución de fruta de hueso, siendo una de las principales poblaciones productoras del país.

 

 

Villafranco del Guadiana tiene una población que supera los mil quinientos habitantes y fue fundada en 1958 con un aporte inicial de cien familias de colonos procedentes mayormente de otras poblaciones de Extremadura y Andalucía. Basa su economía en la industria conservera del tomate y de la transformación de hortalizas.

 

 

Estos son los pueblos de la Comarca de Lácara, su patrimonio y su historia, su cultura. Pueblos forjados por hombres y mujeres a base de sudor y trabajo, a veces incluso de vidas, que hoy te ofrecen un rincón amable y apacible donde poder conocer capítulos olvidados de la historia de nuestro país. Te invitamos a conocerlos en persona. ¡Ven y conócelos!.