Turismo

Alardos, corre el agua, suena el viento

Si hay una imágen, que al menos a mí se me antoja icónica, de la Comarca de La Vera, además del pimentón, esa es sin duda la del Puente sobre la Garganta de Alardos.

 

 

En cuanto a su origen… el debate está abierto. Hay quien cree que el puente es una construcción de fábrica romana que servía para que la calzada que unía Plasencia con El Pico (Ávila) salvase el curso fluvial. Hay quien lo atribuye a época medieval.

 

 

Lo único que sí tenemos seguro es que el puente que actualmente vemos es el original, sea de la época que sea, más una reconstrucción llevada a cabo en el siglo XVIII. Y todo por esta manía que tenemos de atribuir a los romanos todo lo que es antiguo y de cantería.

 

 

No obstante no os fiéis de estos datos y mientras los estudiosos se ponen de acuerdo, pensad si queréis que es romano porque muy probablemente lo sea. Hay justificación para que ellos construyesen un puente en ese lugar y esta era la comunicacion con el Castro Vettón de El Raso distante algunos kilómetros del cauce de la garganta, corriente arriba. Es indudable la calidad de la ingeniería romana que nos ha dejado puentes tan espectaculares en Extremadura como los de Mérida o Alcántara, por citar algunos.

 

 

En cualquier caso, la obra impresiona. Su ojo central (tiene otro taponado por la roca y el hormigón) parece dibujar un círculo sobre la garganta que mantiene una altura media de dieciséis metros sobre esta en su punto alto.

 

 

Llegar a este lugar, tomar una roca en propiedad durante unos minutos sobre la que sentarte a escuchar el silencio en invierno (en verano el bullicio de los bañistas es tremendo) o simplemente ver discurrir la corriente, contemplar las piedras redondeadas por la erosión en el fondo transparente coloreado de turquesa por el agua, oler a naturaleza, respirar un aire puro o contemplar las estrellas en un cielo limpio. Se me ocurren mil maneras para visitar este lugar fuera de la época de baño.

 

 

Si, estando aquí, la vida te regala algo de amabilidad, agradéceselo a Vaelico, protector de la naturaleza, los bosques y las montañas y también a Navia, señora de las aguas y sus cursos. Estas divinidades vettonas que algún día fueron adoradas en estos parajes parecen seguir estando en ellos, protegiéndolos y cuidándolos para que, a pesar de la mano del hombre, continúen como han sido siempre.

 

 

Me llevé de recuerdo un bonito arcoíris, regalo sin duda de esa comunión con la espiritualidad céltica que el lugar desprende.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cómo llegar: Haz click aquí para ver la situación de la Garganta de Alardos en Google Maps