Turismo

Entramos en el Dolmen del Toriñuelo

Alojarme en El Paraíso de Brovales hace algunos días tuvo varias sorpresas muy gratas además de compartir buenos momentos de charla con Eduardo Reales. Eduardo es uno de esos empresarios valientes que, desde hace años, lucha por crear un agradable espacio en el Suroeste de la región donde el viajero curioso, como lo soy yo, encontrará no solo reposo sino también un abanico de lugares extraordinarios para visitar.

 

 

Uno de ellos es el Dolmen del Toriñuelo, situado a menos de cuatro kilómetros del alojamiento y distante unos siete kilómetros de Jerez de los Caballeros. Pude acceder a él gracias a la estupenda atención y buen hacer del personal de la Oficina de Turismo de Jerez de los Caballeros que me facilitó la entrada.

 

 

La apariencia exterior pasa inadvertida desde la EX-112 quizá porque en ese punto lo que más llama la atención es el complejo de Siderúrgica Balboa, en el lado opuesto de la carretera. La construcción funeraria se encuentra bajo un túmulo de tierra tal y como originalmente se concibió, hoy en el interior de la finca de “La Granja”. El pequeño montículo, tapizado por la hierba, tiene un diámetro aproximado de 70 metros que estaría originalmente perimetrado por un anillo de bloques de piedra actualmente desaparecido.

 

 

Ceden los goznes y se abre la puerta metálica que custodia y protege afortunadamente el interior de los vándalos que, armados con sprays de pintura, se apropian en ocasiones de los vestigios que la historia nos ofrece y que se han conservado tan bien como estos restos.

 

 

Lo primero que llama la atención es el gran corredor, de unos 25 metros de longitud y 1,42 metros de altura, que se adentra en el túmulo hacia la cámara con una suave curva. Este pasillo debió ser adintelado según el tipo de sepulcro al que pertenece, los Tholoi. Está levantado mediante ortostatos insertados en el suelo.

 

 

 

 

 

 

 

 

La cámara principal es circular con una ligera tendencia oval. Existe, antes de acceder a ella, un pequeño nicho de planta rectangular a modo de cámara lateral. El acceso desde el corredor hacia la cámara se hacía a través de una doble rampa.

 

 

Debió estar decorada con pinturas y grabados. Las primeras desaparecidas y los grabados apenas perceptibles se encuentran en tres de los ortostatos que conforman las paredes de la cámara. Las dimensiones interiores de la estancia son de 3,80 metros en su eje mayor y 3,50 en el eje menor. Fue construida mediante la colocación de trece ortostatos de los cuales solo se conservan doce. Sobre los ortostatos dispuestos a modo de zócalo, se dispuso una cúpula realizada mediante hiladas de mampuestos en seco y rematada en la parte superior por una gran losa de piedra que tampoco se conserva, habiéndose sustituido en la reconstrucción por un tragaluz que ilumina el interior.

 

 

 

 

 

La luz, el silencio roto únicamente por mi respiración, quizá también el conocido uso funerario que no puedo ignorar hacen que el lugar me sobrecoja por momentos. Pero no por una sensación negativa, sino por la impresión que me causa acceder al interior de un edificio del Calcolítico o la Edad del Cobre, que viene a ser lo mismo, levantado hace unos cinco mil años.

 

 

Probablemente estuviese ligado al poblado prehistórico de “El Cañuelo” o incluso al posible asentamiento en “El Pomar”, ya en Jerez de los Caballeros, donde en el transcurso de las excavaciones arqueológias de una villa romana, aparecieron más de 167 piezas entre cerámica y litos tallados, pertenecientes al Calcolítico. Curiosamente este lugar está también ligado con la civilización romana. En su cubierta, algunos restos evidencian que la parte superior del dolmen fue desmontada para realizar una construcción cuadrangular entre lo siglos I aC y I dC.

 

 

Abandono el interior pensativo… Justo en el momento en que se construyó este dolmen, se estaban levantando (siglo arriba, siglo abajo) las grandes pirámides de Egipto. ¿Qué llevaría al hombre de la antigüedad a edificar estos monumentos, a construir estas puertas hacia el más allá…?

El edificio funerario fue declarado Monumento Nacional en 1926 y Bien de Interés Cultural en 2019.

Puede visitarse solicitándolo a la Oficina de Turismo de Jerez de los Caballeros, teléfono 924 730 372 o enviando un correo electrónico a la dirección turismo@jerezcaballeros.es