Texto y fotografías de: Diego J. Casillas Torres
10 November 2020 | Fuente: www.miextremadura.com
Hornachuelos se encuentra en una elevación natural de gran valor estratégico que le hace dominar gran parte del valle del Río Matachel y de la comarca de Tierra de Barros. En concreto la visibilidad es de un radio de 30 kilómetros aproximadamente. La zona pertenece a la Beturia que era el territorio ubicado entre el río Guadiana y Sierra Morena.
Su fundación está localizada a mediados del siglo II a.C. y el tipo de asentamiento se corresponde con un oppida (ciudad fortificada). Estuvo habitado hasta finales del siglo I d.C.. No obstante se han hallado restos de época calcolítica por lo que podría defenderse la existencia de un castro anterior a la dominación romana.
El amurallamiento de época calcolítica podría constar de una o dos líneas con bastiones semicirulares.
Los oppida de la beturia fueron nucleos de población mixta, agrupando habitantes tanto indígenas como romanos y surgieron en su gran mayoría tras la conquista romana de la zona.
En torno a ellos se organizaba la sociedad, economía y el pensamiento de los pueblos prerromanos de la Beturia (célticos y túrdulos). En el caso de Hornachuelos, este llegaría a alcanzar una extensión de 5 hectáreas aproximadamente.
Se desconoce el nombre indígena u original de la población ubicada en el Cerro de Hornachuelos pero es probable que fuese Fornacis, un oppidum turdetano citado por C. Ptolomeo en su Guía Geográfica.
Además del eminente carácter agrícola y ganadero de su economía, en época romana se introduce la explotación minera de las galenas argentíferas de la Sierra de Hornachos.
Al iniciar la visita al yacimiento nos encontramos con una serie de estructuras tumulares que se corresponderían con el enterramiento de personajes notables del oppidum. Algunas de las tumbas se encontraron vacias por lo que se trataría de “tumbas de honor”. Los enterramientos que pueden verse son de tres tipos: cremaciones en urna, cremaciones in situ y en hoyo.
Ganando altura llegamos a los restos del poblado. Allí nos encontramos con un trazado de casas angulares, cimentadas en zócalos de piedra sobre los que se levantaron paredes de adobe. Las cubiertas debieron ser de madera, ramajes y barro en los primeros momentos hasta que, con el cambio de era se comenzó a utilizar la teja romana.
Las fachadas de las casas están orientadas hacia el Este para evitar los vientos fríos y húmedos del Norte y del Suroeste. Las viviendas son de tamaño variable y en algunas pueden observarse estructuras internas tales como hogares, poyetes de piedra, bancos corridos …
El abastecimiento de agua estaba resuelto con la existencia de dos aljibes de cierto tamaño y profundidad.
La visita y el conocimiento puede ampliarse ya en Ribera del Fresno, en el Centro de Interpretación ubicado en la Casa de la Cultura, otra joya arquitectónica ribereña, la Casa de Vargas-Zúñiga.
Pero continuemos a pie de yacimiento y lo que en él podemos ver:
Hay varios recorridos para llegar hasta el Oppidum de Hornachuelos. Nosotros te recomendamos el que creemos que tiene mejor trazado y es más sencillo de transitar a pie o incluso en coche sin problemas. Haz click aquí para verlo.
Pero antes de dar por concluido este reportaje queremos compartir con vosotros unas construcciones que se aprecian desde el alto del Cerro de Hornachuelos y que se correponderían con alguna explotación ganadera muy antigua en un gran estado de conservación: