Texto y fotografías de: Diego J. Casillas Torres
29 June 2025 | Fuente: www.miextremadura.com / Ceder Zafra-Río Bodión
A veces nos empeñamos en demarcar todo en comarcas, provincias, términos municipales, países… sin darnos cuenta de que por encima de todas esas organizaciones administrativas y geopolíticas hay algo mucho más importante: el sentir de quienes viven en un lugar determinado.
Y yo, que tengo mi propio criterio, he decidido abandonar esas denominaciones. No me gustan. Prefiero, en su lugar, algo más genuino y que a mi modo de entender define mejor la esencia de un lugar en el que se agrupan varias poblaciones: el territorio.
Así que, entre trabajo y ocio, he completado un recorrido por el territorio Zafra Río Bodión que me ha dejado fascinado. Estoy teniendo la tremenda fortuna de conocer en profundidad algunos lugares y eso me produce una gran satisfacción. Intento plasmarlo en bonitas fotografías para que las puedas ver con el verdadero objetivo, no de que te gusten, sino de que te muevan a visitar los mismos lugares que he fotografiado.
Marcado por el sello del señorío de Feria pero también por órdenes templarias como la de Santiago, Zafra Río Bodión reúne una rica y contrastada muestra de elementos patrimoniales que van desde pequeños detalles en humildes viviendas vernáculas hasta el hermoso retablo gótico del altar mayor de la Iglesia del Divino Salvador de Calzadilla de los Barros, pasando por el modernista “Capricho de Cotrina”, de estilo libre algo gaudinizado.
Si me has leído en otras ocasiones, sabrás que para no incurrir en agravios me gusta hacer estos recorridos por orden alfabético. En esta ocasión no enumeraré todos los recursos patrimoniales de cada población, sino los que me han llamado la atención.
¡Vámonos de ruta!
En Alconera recibo la primera muestra de esa arquitectura vernácula que antes mencioné. El remate de las ventanas de las casas, con rejas que sobresalen de la proyección en planta de la fachada y coronadas por dinteles que también sobresalen parecen querer otorgar a las viviendas como de cierto aire de solemnidad. Pasear por las calles de Alconera se convierte en un ejercicio de identificación de pequeños detalles arquitectónicos.
Atalaya, además de su iglesia atalayada, cuenta con un conjunto de fuentes hermosas. Es una tónica que se repite en la mayoría de poblaciones del sur. Antaño, el ganado abrevaba en unas y los paisanos recogían el agua en otras y eso ha hecho que el entramado de fuentes sea especialmente rico en las zonas que tradicionalmente son secas, como el sur de Extremadura. Me paro en el Pilar de Arriba, en la Calle Zafra, que recoge las aguas del manantial llamado La Madre del Agua.
Burquillos de Cerro es un lugar que quería descubrir de noche. Hay lugares que parecen cambiar de identidad entre la luz intensa del día y la oscuridad nocturna, tenuemente iluminados por las farolas. Y así me lancé una noche a pasear por Burguillos, a subir incluso por la senda hasta la Iglesia Templaria de Santa María de la Encina después de fotografiar otra iglesia, la de la misma santa y San Juan Bautista. Me detuve a escuchar en el silencio de la noche, el rumor del agua del caño del Pilar Grande. A la mañana siguiente, emprendí una ruta subiendo hasta el Castillo y paseando después por algunos rincones de su preciosa judería, el Pilar Grande de nuevo (me tiene obsesionado), y bajar al puente medieval que me hizo pensar por un momento casi que estaba en Cangas de Onís. Y como estábamos en temporada, me llevé un fantástico manojo de espárragos trigueros. ¿Acaso hay algo más burguillano que eso?.
En Calzadilla de los Barros consigo por fin admirar el tremendo retablo gótico de su Iglesia del Divino Salvador atribuido a Antón de Madrid que lo ejecutó entre los siglos XV y XVI. El edificio en sí mismo es una verdadera joya que reúne ejemplos de los estilos góticos y mudéjar. La pila bautismal, las bóvedas de crucería, el altar con azulejería sevillana… Está más que justificado un viaje a esta población del sur extremeño para conocer este lugar. A la salida del pueblo reparo en un pilar, otro de tantos pero con sus propias historias y probablemente leyendas que yo desconozco pero que brindo a mi imaginación.
Si hay un lugar que domina todo este territorio es, sin duda, el Castillo de Feria, prácticamente visible desde cualquier lugar de Zafra-Río Bodión. Alojamiento de los Duques de Feria, destaca por una torre cuadrangular de gran altura y singularidad. Abajo, el Ayuntamiento cierra un pequeño y modesto conjunto que incluye soportales en ladrillo al estilo mudéjar y la Parroquia de San Bartolomé. Ya, en las afueras, no me resisto a tomar una panorámica del pueblo desde la Ermita de los Mártires, y tampoco a volver a subir al castillo para fotografiarlo de noche. Hoy hay luna llena y las estrellas no se ven bien, pero la muralla del castillo luce preciosa vigilando la villa a sus pies.
Fuente del Maestre es otro de esos lugares de necesaria visita. Lo mejor es olvidarse del coche, aparcarlo en la Plaza del Gran Maestre, junto a la fuente, y pasear, dejarse sorprender a cada vuelta de esquina por una arquitectura que denota opulentos tiempos pasados. La plaza de España con el edificio porticado del Ayuntamiento, el suelo de mosaico Art-Decó, de principios del siglo XX y la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, reflejan el gusto local por la arquitectura refinada. En el Convento de los Frailes juego con el sol y la cal.
La Lapa es una pequeña población que conserva, aunque no son visitables, los restos del convento franciscano del ducado de Feria en el que vivió una temporada San Pedro de Alcántara. El lugar no puede visitarse ya que es propiedad privada así que me conformo con fotografiar la Iglesia de San Onofre en plena calle principal.
El “piropo blanco de Extremadura” se llama Los Santos de Maimona. Apacible y cotidiana, cercana y amable, Los Santos es, además, la patria del “pastelón”. Su Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles es espectacular, abierta a la Plaza de España y próxima al museo municipal en el que puedes ver una interesante colección museográfica que va desde piezas arqueológicas prehistóricas, romanas, árabes, medievales… hasta la exposición permanente de pintura en la que encontrarás cuadros de los hermanos Tinoco, Ramón Fernández Moreno o Manuel Santiago Morato, entre otros. Pilares en Los Santos hay para aburrir, visito dos, el de Vistahermosa y también el de Mariaños, antes de visitar el curioso “Capricho de Cotrina”. Este lugar es fruto del trabajo del sueño y la imaginación de Francisco González Grajera, fallecido ya y continuado por el esfuerzo de sus hijos que luchan por completar la composición. Echo la vista atrás. No me gusta hacerlo salvo cuando merece la pena, y Los Santos de Maimona se merece esa última fotografía.
Medina de las Torres tiene un pasado romano con nombre y apellidos. Contributa Iulia Ugultunia es mencionada en sus obras por autores antiguos como Plinio el Viejo y Ptolomeo. Hoy se asienta en el paraje denominado “La Cantera” que da idea del uso que tuvo tras su abandono. Está en el itinerario del Camino de Santiago en su ruta sur de la Vía de la Plata y cuenta con un castillo algo retirado de la población. Sus casas, sus calles, los detalles actuales como reciclar viejas sillas pintándolas de colores y decorándolas con macetas con flores, la colección de murales… todo ello hace de Medina de las Torres un museo abierto, al aire libre.
Próximo destino: La Morera. Me maravillan las manifestaciones de ese estilo arquitectónico que conocemos como Mudéjar pero que algunos dicen que es un invento y prefieren denominarlo gótico o románico de ladrillo o incluso arte andalusí. Sea como fuere, en La Morera, la Iglesia de San Lorenzo Mártir es un precioso ejemplo de iglesia-fortaleza que combina partes ejecutadas en gótico-mudéjar del siglo XV con otras renacentistas del siglo XVI. Callejeo hasta la próxima Ermita de Los Remedios. Aunque es pequeña, es relumbrosa e invita a entrar. Ya, casi a punto de abandonar La Morera, recuerdo que debo visitar antes de marchar el puente de origen medieval que está en la Carretera de Santa Marta.
Cerca está La Parra de la que, hasta hace tiempo, solo sabía que era un lugar donde la gente iba a practicar parapente. Después conocí la Hospedería del Convento que ahora está cerrada y aproveché para pasear por sus calles. Tiene una pequeña pero llamativa iglesia en una también pequeña y llamativa plaza a la que se abre el edificio del Ayuntamiento mediante un bonito pórtico. Sus calles son tranquilas, llenas de sabor extremeño del sur y el agua de la fuente de las Almenas chapotea transmitiendo paz. Aprovecho para sentarme en ella. Es espectacular, un remanso de frescor y paz. La historia del territorio me lleva a considerar que la Ermita de San Juan debió estar íntimamente ligada con los templarios, por su forma, por su emplazamiento. No pude visitar su interior pero tiene fama su decoración a base de frescos.
El recorrido me lleva a visitar Puebla de Sancho Pérez y para mí es inevitable ir a conocer los progresos de la bodega en la que Fernando Toribio tiene puesta tanta ilusión desde que exprimió la primera uva. Cerca está la Plaza de Toros, dentro de la Ermita de Belén, un curioso edificio de estilo barroco con una gran cúpula que llama la atención desde bien lejos. Como también la llama la torre de la Iglesia de Santa Lucía del siglo XV y estilo gótico con trazas mudéjares en la parte más alta de la torre.
Próximo a Puebla de Sancho Pérez está El Raposo. En mi infancia identificaba El Raposo como un balneario con aire decimonónico (aunque entonces yo no sabía lo que era eso) en el que mis abuelos pasaban una parte del verano tomando baños de lodos. Hoy, El Raposo, no solo ha mejorado la oferta de servicios sino que ha aumentado las instalaciones y es un ejemplo de balneario moderno que mantiene su distinguido y sobrio carácter original. Además, Romero y La Pelina siguen manteniendo la fama de buenos viñedos y buenos bodegueros de antaño.
Valencia del Ventoso requiere una inmersión sin prisas. Para sacarle el máximo jugo, aunque puedes hacerlo en coche, te recomiendo que de despojes de él y te lances a patear ya no solo la población visitando la Iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza, el Castillo de la Orden de Santiago, la Fuente de Abajo, construida con un menhir, o cualquier otra de las muchas fuentes que refrescan la población. Y después, te aconsejo que, en buena temporada, te eches literalmente al campo para poder ir a conocer otros menhires que hay cerca. Quise ir a ver el del Rábano, somos viejos amigos, y por eso lo abracé de nuevo y acaricié sus cazoletas después de mucho tiempo sin verlo. También quise ir a conocer el de la Pepina que con su forma da fe con total claridad de su carácter invocador de la fertilidad y la abundancia. A las afueras visito la Ermita de Nuestra Señora del Valle que comparte solar con una pequeña plaza de toros.
En Valverde de Burguillos estuve una mágica noche de Perseidas aprovechando para fotografiar la Ermita de Nuestra Señora del Valle bajo la Vía Láctea. La magia quedó para siempre en aquellas fotografías, testigos de lo que las estrellas pueden llegar a mostrar si se las trata con cariño y paciencia y de lo efímeros y, en ocasiones ficticios, que realmente somos. Esa luz estelar que pude ver esa noche no existía. Lo había hecho hacía miles, millones de años, pero ya no. De día, la Ermita tiene un aire solemne con su pórtico de tres arcos coronado por una bonita espadaña. También tiene un aire solemne la Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua al atardecer. Y huyo hoy ya de las solemnidades para refrescarme y sentarme a pensar en todo esto de las estrellas en el antiguo lavadero municipal. Me queda por hacer una última visita en Valverde de Burguillos para ir al Molino del Najarrillo.
Es curioso que el orden alfabético reserve para el final una de las joyas del territorio: Zafra. Me da vergüenza presentar a Zafra. No sé qué decir bonito de ella, o inteligente, o incluso poético. Pienso que todo lo que sea capaz de escribir será rañoso si intento llegar a tanto como este lugar me ha dado y me sigue dando cada vez que lo visito. Zafra es la mejor modelo que espera paciente para dejarse fotografiar. Toda la luz le sirve, incluso la oscuridad. A Zafra le da igual que la veas mojada por la lluvia o recalentada por el sol del verano, siempre está bonita. Paseo por ella, de noche y de día y así te brindo estas estampas del Palacio de los Duques de Feria, hoy Parador de Turismo, del Arco del Cubo, de la Iglesia de la Candelaria, el Pilar Redondo o la Plaza Chica, que me gusta más que la Plaza Grande por eso, por chica. Paso por la Ermita de Belén en el camino hacia El Castellar, donde todo empezó, un maravilloso lugar para tomar una panorámica completa de la ciudad.
Vuelvo a casa. Tengo algo menos de una hora de camino. Un recorrido que he hecho muchas veces y que siempre me ha reportado alegrías y bonitos momentos porque, dejar la autovía y entrar a través de Los Santos de Maimona en el territorio de Zafra Río Bodión, es la antesala de que algo bueno te va a pasar. O al menos de que algo bonito vas a ver o visitar. Con frecuencia no valoramos aquéllos recursos que tenemos más próximos a nuestra casa y, sin embargo, son los que probablemente encierren más sorpresas y alegrías. No te he enseñado todo lo que encontrarás porque prefiero que lo hagas, que viajes hasta allí y lo descubras.
Zafra-Río Bodión te está esperando, un lugar lleno de contrastes listo para sorprenderte.