Las cosas del Tío Chirimías

No es usual, antes de la aparición de Al relente la tirada estaba repartida ¿qué ha conseguido el tío Chirimías para que la gente espere la llegada de un nuevo libro?

En este sentido las RRSS tienen mucha culpa. Son muchos los seguidores del universo Chirimías a lo largo de España, pero también de América. Hemos enviado libros a todas las CC.AA. Quizá porque Chirimías sea universal por lo que tiene de sabio, de terrenal o de juicioso, o por su sentido del humor. Y los personajes que orbitan ese universo son también muy reconocibles en nuestro entorno más inmediato. Por ese motivo la primera tirada se ha agotado casi sin haber visto la luz.

La edición es maravillosa. Como los dos anteriores libros ¿Tal vez sea una clave esencial para encajar en un saturado mundo editorial?

Ringo Rango siempre ha estado a la altura de lo que pretendo en la edición de mis libros: sencillez, sobriedad y unas señas de identidad para el contenido. Creo que eso está logrado en los tres. En ninguno de los libros se me creo un dilema a la hora de aceptar las cubiertas, quizá porque reflejan diferentes momentos personales. La clave es no competir con nadie, simplemente hacer lo que te gusta y ser honesto contigo mismo.

Los libros hablan, pero este además tiene como Trazos de Papel, la mano majestuosa de José Manuel Téllez para ilustrar personajes y rincones. La foto de la cubierta es de Diego J. Casillas, que ha sabido captar con su cámara eso que yo quería: una puerta y una cerradura que abre o cierra. Ya se verá.

Al borde de la presentación en Mérida, nadie es profeta en su tierra ¿cómo afronta un encuentro tan especial?

Nadie lo es, eso es verdad. A lo mejor se nos valorará más por parte de las instituciones cuando no estemos. Eso suele pasar. Sí es verdad que siento el cariño de los emeritenses hacia mi creación.

Las presentaciones suelen ser muy íntimas, la gente las disfruta porque son de zapatillas de paño y braserito, con gente conocida, que va a reír, a emocionarse, a sentir contigo. Y tú sientes ese calor que reconforta.

 Al Relente ¿podemos estar ante un fenómeno de Literatura terral y costumbrista?

¿Tanto? No creo… Ahora que se habla tanto de la España vaciada, me quedo con el hecho de aportar lo que hago para mitigar esa pérdida de costumbres ancestrales, de dichos, de sentencias de otros tiempos pero también de este. Claro que mis libros son costumbristas, esa es la pretensión: hacer una fotografía del pasado y pasarla por el tamiz de los tiempos que corren.

Sin lugar a dudas hace un gran esfuerzo antropológico y lingüístico.  ¿Cómo es un proceso de investigación y documentación?
Tengo un amigo que dice que a mí los relatos me los dictan mis antepasados. Quizá sea cierto: en mi casa siempre se contaron con gracia dichos, chascarrillos, historias cargadas de humor e ironía, esa retranca sarcástica que inunda las páginas de mis libros. Con esa teta me crié. Me documento en el día a día de la cola de una frutería, en el consultorio médico, en el bar de la esquina. Hay que estar alerta, pero el filón es inagotable.

También es cierto que algunos relatos requieren algo de documentación. Soy profesor de Historia y sé dónde encontrar las fuentes. Sin embargo me muevo por distintas épocas con muchas licencias históricas que me autoconcedo.

Supongo que Extremadura es campo de cultivo si no me equivoco.

Uno siempre es hijo de su tierra. Y esta tierra es la mía. Debemos aprovechar lo que tenemos, que es un paraíso natural, pero también de sabiduría pura, sin edulcorantes. Los que vivimos Extremadura desde dentro tenemos un tributo eterno con ella.

¿A qué aspira Ávila escritor? ¿A qué sueños literarios se enfrenta?

A seguir alejando los fantasmas que uno tiene. A que la escritura sea una de esas piezas que completa el puzle de cada uno. A ser un recuerdo grato para los que queden. Los sueños literarios quedan para los escritores. Prefiero la deriva, que sea el tiempo y las circunstancias las que te lleven al puerto que sea. Por pedir algo, una novela ambientada en la posguerra, pero no me obsesiona el futuro.

El uso de las redes sociales ha sido primordial para la difusión de proyectos como el suyo. Emocionalmente ¿qué le aporta?

Gratificación. Mis lectores son como de familia. Sus comentarios me aportan ganas de seguir. El hecho de que haya gente que te anima a escribir porque, sin conocerte, están ávidos de lo que escribes para mí es muy fuerte.

No me deja de llamar la atención que tiene muy claro su camino literario y además es sinónimo de éxito ¿cuáles son sus referentes? 

Tuve un compañero de instituto en Zafra que era de Literatura. Al pedirle consejo sobre libros actuales me dijo: no leo libros de ahora, con los clásicos que tengo por leer me harían falta cien vidas. Me marcó aquello. Siempre vuelvo a Quevedo, Cervantes, Cortázar, Delibes o García Márquez. Y todo lo extremeño: desde Chamizo a Landero, pasando por Gabriel y Galán y Carrasco, por mencionar a alguno actual. Pero tengo que decir que me gusta la frescura y el sentido del humor de Eslava Galán.

Resuma Al relente en una frase demoledora.

Setenta y cuatro relatos de apertura en canal.

¿A qué le ha ayudado a usted la escritura y qué cree que puede ser útil de Al Relente en los lectores?

A conocerme. A hacerme una memoria de papel de tantas cosas vividas. A ver la vida desde una perspectiva omnisciente e intentar que sirva de legado.

Al que lea mis libros le pediría que los leyese con los cinco sentidos abiertos: que ría y que llore, que abra el desván de sus recuerdos, que los desempolve y los disfrute. Y que una vez disfrutados, los vuelva a meter en el baúl y que les muestre a los suyos dónde los guarda por si acaso alguna vez se olvida de que están allí.

¿Qué diferencias esenciales hay entre Al Relente y los dos libros anteriores?

La soltura como escritor. Los que no somos “escritores” tenemos ese prurito del que lo quiere hacer bien. Ahora ya no tengo ese miedo a tener que gustar. Antes era más aséptico con los personajes o con las descripciones, ahora me mojo más.

La temática también ha ido cambiando, en Al Relente se abordan problemas actuales y candentes: la homosexualidad, la paridad, incluso el independentismo; sin olvidarnos de los dilemas morales como la muerte o los amores imposibles. Todo con humor y naturalidad. Sin trascendencia.

En cuanto a los relatos, son también bastante más novelosos que los de los libros anteriores.

Al Relente, de Manuel Ávila con ilustraciones de José Manuel Téllez

Editorial Ringo Rango. 301 Páginas. tioantoniochirimias@gmail.com