PROGENIE

Mario Quintana (La Selva Dentro - MiExtremadura): - Antes de nada, enhorabuena por la tercera edición de Progenie ¿se ha preparado a conciencia para el éxito que le espera?

Susana Martín Gijón: - Pues la verdad es que me siento algo abrumada por la buena acogida que está teniendo la novela. Está siendo una época vertiginosa pero muy gratificante.

Su vida ha dado un salto literario, esperado por todos sí, pero mareante. Progenie, su última novela publicada como una de las apuestas de Alfaguara y nombrada recientemente como presidenta de la Asociación de Escritores Extremeños ¿Qué espera de 2020?

En lo profesional, seguir haciendo lo que me gusta, que es crear historias. Este año toca promoción de la novela, visitaré muchos festivales, estaré en presentaciones, clubs de lectura… Es otra parte apasionante de este trabajo, conocer a los lectores y escuchar sus opiniones. En cuanto a la asociación, implica más labores de gestión, pero que realizo con gusto porque de lo que se trata es de que redunde en beneficios para el conjunto de escritoras y escritores de la región, y eso es muy satisfactorio.

Sus anteriores novelas fueron un éxito demoledor, personajes cercanos, localizaciones extremeñas y, de repente, Progenie, una novela en pleno infierno sevillano ¿Necesitaba cambiar de rumbo?

He nacido y crecido como escritora de la mano de Annika Kaunda, la policía de origen namibio que resuelve crímenes en Mérida. Ya eran muchos libros con ella, y ambas necesitábamos unas vacaciones. Quería cambiar de escenario y crear personajes nuevos, y así nació Camino en una ciudad a la que también estoy muy vinculada emocionalmente.

No hace falta decir que su libro ha llegado cargado de polémica, puesto que aborda el manido tema de la maternidad como obligación social y la ciencia en favor de la mujer ¿le beneficia o le perjudica que se centren las entrevistas en la polémica?

No lo sé. El trasfondo social de la novela para mí es muy importante. Siempre me centro en una temática que me preocupe, ya sea la trata de mujeres, la realidad de los temporeros migrantes, la violencia de género o los peores años de la crisis. En este caso, he afinado mucho y me he ido a un tema que no había sido abordado en una novela de este tipo, lo que supone para las mujeres ser o no ser madre y el modelo que impone el sistema en el que cada vez se pospone más el momento en caso de decidir serlo. Esto ha llamado mucho la atención y ha suscitado todo tipo de comentarios, desde los más misóginos que aún no toleran que las mujeres decidamos sobre nuestro cuerpo, hasta el apoyo más decidido por la valentía de hablar del tema.

¿Cree que estamos preparados para huir hacia el futuro con estos mimbres tan arcaicos?

Malamente. Los que nos gobiernan (y no hablo solo de los políticos, sino de quienes manejan los hilos de verdad) tienen una mirada cortoplacista basada en ingresar todo lo posible, y en lo que menos se piensa es en la sostenibilidad del planeta ni en nuestro propio bienestar y felicidad. Hay que deconstruirse en muchos aspectos, desprenderse de buena parte del camino marcado y pelear por nuestra forma de ver el mundo, defenderla y vivir acorde a ella. Nada fácil.

En determinados círculos, la maternidad se convierte en un tabú ¿los tiene a la hora de escribir?

Intento no tenerlos, más allá del buen gusto y el respeto hacia todos.

¿Los encuentra en la literatura en general? Es curioso como elementos como el asesinato de un Rey o el infanticidio no son comunes en el mundo editorial, por poner dos ejemplos complicados.

Sí, es cierto que hay determinados temas o elementos con los que somos muy impresionables. Era consciente de que la muerte de una mujer embarazada entraba dentro de esa zona de riesgo, pero he tratado de hacerlo con la mayor sensibilidad y, desde luego, huyendo del morbo.

Un libro como Progenie requiere de una amplia investigación en campos ajenos al público general ¿Qué es lo que más le ha impresionado en su contacto con el mundo policial y forense?

Me fascinan ambos mundos. La oportunidad de recorrer las instalaciones de la Policía Judicial o las charlas con forenses y policías secretos son una maravilla en cuanto a aprendizaje se refiere.

Sus libros, en ocasiones inquietan y abordan un mundo escabroso ¿a qué teme Susana Martín Gijón?

Uy, a muchas cosas. Pero me las reservaré para mí ?

Sevillana, jefa por casualidad, hábleme de Camino Vargas. La protagonista.

Es una mujer muy peculiar y muy segura de sí misma, a quien no le importa lo más mínimo lo que piensen de ella. Tiene cuarenta y cuatro años, está rellenita y le apasiona su trabajo pero también sabe desconectar de él y disfrutar de otras cosas, como ir a bailar salsa o jugar al ajedrez. Tiene un humor muy ácido, no sabe lo que es la sutileza, y siempre ha tenido muy claro que la maternidad no es para ella, como no lo es el matrimonio o las mascotas. Exceptuando a su granja de hormigas, claro. Ellas son la excepción.

Quien conoce a Susana Martin Gijón coincide en que hay un ente misterioso que envuelve su sonrisa ¿Cuánto de Susana hay en su personaje Camino?

No sabía lo del ente misterioso, creo que me gusta. Tengo que pensarlo.

En cuanto a Camino, no sé qué hay de mí. Algo se habrá colado, pero como en tantos otros personajes. Hay quien me ha visto reflejada en la escritora o en algún otro. Mi intención era crear un perfil muy claro que no está inspirado en nadie en concreto, sino en la protagonista que pedía la historia.

En la era seriófila no me negará que sería un punto a favor ver Progenie en plataformas de series.

No lo niego. Soy muy seriófila y además eso sería un gran impulso para la novela. Y el sueño de casi cualquier escritor.

¿Qué espera o desea de este libro?

Que siga su camino. Prácticamente acaba de echar a rodar. Que la gente lo lea, que lo disfrute, que le haga aprender sobre algo que quizá no conocía. Y si le quita alguna hora de sueño, será una buena señal.

¿Siente que con Alfaguara ha comenzado una carrera de fondo? ¿Siente haber llegado a un sueño de infancia?

No sé lo que pasará de aquí en adelante. Llevo años trabajando duro con mis novelas, son muchas ya publicadas y es cierto que salir con un sello de este prestigio es un paso muy importante. Me concentro en disfrutarlo y en seguir dando lo mejor de mí.

Lamento pronosticar que la peor tarea será su presidencia al frente de la Asociación de Escritores Extremeños ¿Cuál es su ambición al respecto? ¿Qué cambios precisa la asociación?

Yo espero que me dé alguna que otra alegría también, ja ja. Hay un nuevo equipo muy bueno y entusiasta, con muchas ideas y ganas de trabajar, pero lo primero que queremos hacer es afianzar todo lo que se ha hecho hasta ahora. Queremos que la asociación sea la voz de las y los escritores en la región, un interlocutor válido para la defensa de sus derechos y para su visibilización.

Entre un diez y un veinte por ciento de escritores vive de la literatura, el resto se sitúa en los márgenes del mundo amateur ¿Qué contempla mejorar para el sector?

Recientemente se ha publicado el Libro Blanco del Escritor, que resume muy bien la situación profesional de las y los escritores en España. Hay muchísimo que abordar desde las administraciones públicas para que nuestro trabajo se tome en serio. Pero también dentro de la propia sociedad, en España el tema de la piratería está muy extendido. Mucha gente no se para a pensar que cuando se “descarga” un libro, va a disfrutar de algo por lo que el autor no percibirá nada, mientras que se lucrarán las redes que lo organizan. Hace falta mucha pedagogía en este sentido y que cada uno asuma su propia responsabilidad. Si hay escritores que no pueden seguir creando sus historias, es porque tienen que sustentarse con otros medios, y parte de culpa la tiene quien se hace con el libro a través de estos sistemas.

En una palabra ¿Qué hace feliz a Susana Martín Gijón?

En una palabra es difícil, porque me hacen feliz muchas cosas. Por ejemplo, que cada lector que ha disfrutado con una novela mía, lo comparta. A mí me alegra y a otros les animará a acercarse a mi obra, y esa es la mayor satisfacción para un escritor.

Lléveme de viaje. Una ciudad, un libro, una experiencia.

¿Qué tal Islandia? Vamos a ver esos paisajes que describe Hannah Kent en sus “Ritos funerarios”, aunque nos llevamos nuestra propia comida desde Extremadura, que aquella no me convence demasiado.