Texto y fotografías de: Diego J. Casillas Torres
26 June 2023 | Fuente: www.miextremadura.com
Dionisio Mayo Claro, Médico, nacido en 1958. Lleva gran parte de su vida dedicándose, además de su profesión de médico, a la música. La parte final de su vida como músico se materializa en Dimayo, una formación que desde 1996 lleva ofreciendo un delicioso repertorio de letras intimistas e influencias musicales portuguesas. Dimayo es un exquisito plato que se está cocinando a fuego muy lento, con mucho mimo y esmero, con mucho amor. Es un vino que mejora con los años. No es una banda al uso, con músicos extremeños de nivel que juntos forman una gran familia en la que cada uno tiene su parte, su papel, bajo la dirección musical de Victor G. Sánchez.
Hoy he quedado con Dioni para charlar de su nuevo disco “Ese lenguaje oculto”, presentado hace unos días en el Templo de Diana, en Mérida. Allí mismo, sentados, contemplando un espacio milenario que hoy está al servicio de la cultura, disfrutamos de una bonita tarde de final de primavera.
(MiExtremadura) - ¿Dioni, Dionisio o Dimayo, cómo prefieres que te llame?
(Dionisio Mayo) - Prefiero que me llames Dioni. Me gusta Dimayo, pero depende del ambiente. Dioni para los amigos, mucho mejor así.
M -¿Cuándo nace esa pasión por la música en Dimayo?
D - La pasión por la música me nace desde chiquitito, ha venido conmigo siempre, es como algo que viene de serie. A mí me ha encantado la música desde siempre. Recuerdo que mi abuela estaba siempre cantando, en el patio, en la cocina… y quizá por ahí venga. Escuchaba mucha música en su casa y, como estaba siempre a su lado, recibí ese regalo de ella.
M - ¿Cómo y cuándo nace Dimayo como grupo?
D - Dimayo no es una formación tradicional, sino un cantante, yo, al que acompañan unos músicos. El conjunto, la banda, ha sufrido muchas transformaciones desde su inicio. La formación actual lleva conmigo desde 2019.
M - Dioni, llevo años escuchando tus canciones. Todas o casi todas tienen denominadores comunes. Vamos a por algunos de ellos. Por ejemplo, hablas del amor con mucha frecuencia, realmente creo que en casi todas tus canciones hablas de sentimientos afectivos.
Considero que el motor de todos nosotros es el amor. Son sentimientos, fundamentalmente el sentimiento del amor, que es el más positivo. Porque el odio, no es más que otra cara de la misma moneda. El amor está por un lado y el odio por otro. La indiferencia es, quizá, el sentimiento más peligroso, porque, cuando hay odio, siempre se puede cambiar por amor, al igual que el amor se puede cambiar por odio.
M - Sí, pero… ¿Por qué el amor domina tus canciones?
D - El amor domina mis canciones porque es lo que domina el mundo y a mi, personalmente, es lo que más me motiva.
M - ¿Y la locura? Hablas de esa locura dulce de los enamorados.
D- Bueno, porque vivir la vida sin locura y sin pasión no es vivir, no tiene sentido. Amar sin locura no es amar. Un cierto grado de locura es necesaria. Locura como vivir la vida de una manera plena, de la mejor manera posible, intentando sacar jugo a cada segundo, a cada instante.
Alguien me comentó una vez que todos solemos nacer dos veces. Una, cuando venimos a la vida, cuando nos paren, y otra es cuando nos damos cuenta de que solo vamos a vivir una sola vez. A partir de ese momento es cuando empiezas a sacarle jugo a cada segundo de la vida. Y esto es lo que me está pasando a mi y se refleja muy mucho en mi música.
M - ¿Locura y amor por las personas, por la vida, por uno mismo?
D - Locura y amor por las personas, por la vida, por uno mismo ¡Por supuesto!. Amor y locura tienen que ir juntos. Hay que vivir siempre de una forma apasionada, con las personas que quieres. Con las que no quieres o piensas que te pueden hacer daño, o consideras que son tóxicas para tu vida, mejor dejarlas a un ladito… y a otra cosa, mariposa.
Por supuesto, amor por la vida, por vivir cada segundo, saborear el sol, la lluvia, el frío, el calor, el sufrimiento, las risas, el gozo… también llorar. Llorar también es vivir.
No podemos ser tan hedonistas, tan simples como para pensar que tenemos que ser felices a cada instante. No, vivir no es ser feliz. Vivir es saborear la vida y eso en sí mismo ya es una forma de felicidad desde mi punto de vista. Y por supuesto, locura y amor por uno mismo. Como no nos queramos, mal vamos a hacer. Porque, para empezar, tenemos el deber, la obligación de cuidarnos para estar bien y también para poder cuidar a otros. Simplemente con estar bien, mucha gente que está a nuestro alrededor, los que nos quieren, las personas que son importantes para nosotros ya, simplemente por eso, van a estar mejor.
M - ¿Cuánto hay de autobiográfico en tus canciones?
D - Todo, absolutamente todo. No es que todo lo haya vivido yo. Hay cosas que me han rozado o me ha tocado vivir en paralelo a través de alguna persona próxima. No hay situaciones ni sentimientos imaginarios en mis letras. No tengo tanta capacidad de fantasía, ni de fingir. Es todo autobiográfico.
La música para mí es un medio para expresar mis anhelos. Más que sufrimiento, lo que deseo, muchísimo más. Cómo yo veo la vida, mis relaciones interpersonales y también cómo me gustaría que fueran. Hay mucho de autobiográfico en esos anhelos y en hechos cercanos que me han impresionado o marcado de alguna manera.
M - Hablemos de Portugal. Hay muchas referencias en tus canciones al país vecino y hermano. De hecho pienso que tu corazón es medio portugués, medio español.
D - En cierta ocasión, viajando por la Serra da Estella, en Portugal, un señor me dijo que él, como Saramago, era Iberista. Le pregunté qué era aquéllo de ser Iberista y me contestó que era alguien que se considera de la Península Ibérica, dejando de lado las nacionalidades portuguesa y española. Desde entonces me di cuenta de que me sentía Iberista. Por eso en Portugal me siento muy en casa, como en España, aunque resulta curioso que en algunos lugares de mi país ese sentimiento no nace. Es la verdad. Y no lo digo por el norte de España, hay lugares del sur donde me han hecho sentir como un extranjero. Es curioso.
Paso la mitad de mi vida, la verdad es que intento pasarla, en Lisboa. ¿Por qué? Porque Lisboa es una ciudad que me despierta los sentidos y me calma las ansiedades. Cuando llego a Lisboa, veo los colores, huelo sus aromas… todo. Es algo muy especial, tiene un color especial, como Sevilla. Me encanta pasear por sus calles. No me agobia, no es una ciudad que agobie. La gente es muy amable. Me siento, no cómo, sino en casa. Y es una ciudad muy bonita, de una belleza increíble, tiene mucha personalidad y un toque decadente, eso que llaman algunos saudade, aunque la saudade no es decadencia.
Portugal me encanta, pero Lisboa es maravilloso. Ver un atardecer en mirador de Santa Catalina sobre el Puente 25 de Abril o subir a la Puerta del Sol y disfrutar de su luz a mediodía, pasear por la Alfama… Son los lugares más populares para quienes no residen allí. Yo, personalmente, prefiero perderme por callejuelas en las que encuentras pequeñas tiendas con gran encanto, o casas de comidas en las que el marido está atendiendo la barra y la mujer cocinando maravillas. Lisboa es una de estas ciudades con gran sabor y una gran identidad. Es muy cosmopolita. Por ejemplo, el lugar donde resido cuando estoy en Lisboa es un barrio en el que conviven noventa y dos nacionalidades distintas. Salir a la calle y ver gente de todo el mundo… ¡eso es la vida!, me da vida, verdaderamente.
M - ¿Crees que la música puede cambiar el mundo?
D - La música sí puede cambiar el mundo, indiscutiblemente. Ojalá los dirigentes políticos pudieran escuchar más música y además la sintieran, o pudieran ser músicos ellos. El mundo sería un lugar muy diferente. La música es necesaria, incluso imprescindible. Sé que no podemos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar nuestro entorno, nuestro mundo. Y si entre todos hacemos ese esfuerzo de cambiar nuestra parcelita, al final, en el mundo, algo cambiaría y pienso que un poquito para mejor.
M - Y a la hora de presentar tu último disco, como este último “Ese lenguaje oculto”, vuelves a elegir el Templo de Diana en Mérida. ¿Por qué? ¿Qué te une a este lugar?
D - Tuvimos la gran suerte de presentar este último disco en el Templo de Diana gracias a la oferta que nos hizo Silvia, la Delegada de Cultura del Ayuntamiento de Mérida. La intención inicial era hacerlo en el Teatro Maria Luisa, pero por problemas varios no pudo ser. Yo quería poder exponer la colección de cuadros que acompañan a este disco en el Teatro Maria Luisa, porque habría quedado más vistoso. Al final, optamos por una solución que quedó bastante bien, al aire libre, junto al escenario. Y bueno, tocar en el Templo de Diana… un lugar tan icónico… fue maravilloso, un dulce que no me lo quita nadie. Nos hizo muy felices poder estar allí, aunque ya lo habíamos hecho hace dos años y esperamos hacerlo de nuevo por aquello de que no hay dos sin tres.
M - Hablemos ahora de este último trabajo. ¿Cómo nace “Ese lenguaje oculto” y a qué obedece?
D - El amor cómo excusa para una metáfora o… una metáfora como excusa para el amor. Es amor, no solamente amor carnal, amor romántico, sino también amor de amistad, amor por la vida en general. Ese lenguaje oculto es esa forma de hablar que tenemos, que permite que nos entendamos casi sin hablar. Es ese contacto de la mano y de la piel, que te hacen sentir maravillas, que te hacen sentir un mundo, colores, chispas… En esa superficie reside lo más profundo. Ese lenguaje oculto es esa forma de hablar que tenemos, de comunicarnos con nosotros mismos, con nuestro entorno y con las personas que queremos. Cada cual lo ejerce de una forma muy peculiar, muy personal.
Usamos en este trabajo el amor como excusa. Es un concepto. Por eso, los cuadros, son todos expresión de lo que a once artistas diferentes les ha inspirado la canción o ese lenguaje oculto o bien el bolero oculto, que son dos versiones de la misma canción. Y ese es un poco el concepto que he tratado de verter en este trabajo.
Tenía mucho interés por ver cómo once artistas podían interpretar estas canciones. Nos reunimos la banda, cogimos las canciones y vimos qué podíamos hacer con ellas. Simon Quigley se trasladó a Extremadura porque tenía mucho interés en colaborar en este disco junto con Marcos Bayón y su estudio. Dió una visión de las canciones muy peculiar, como también lo hizo Eloy Talavera aportando su granito de arena en una de las canciones. Así nació “Ese lenguaje oculto”. Ha sido un trabajo de tres años. Prácticamente, cuando presentamos “Muy”, ya estaba trabajando en este otro proyecto. Tengo muchos amigos artistas a los que les pasa lo mismo. Cuando tienen un proyecto, digamos acabado, ya están con otro que hay que desarrollar. Y, como no podía ser de otra manera, ya estoy trabajando en el siguiente.
M - Te considero afortunado por contar con un elenco de músicos como Víctor G. Sánchez, Mikelo, Gonzalo Mariñas y Diego Trejo. Esta es la familia Dimayo. ¿Qué ambiente hay en ella?
D - Tengo la suerte de contar con un elenco de músicos como Victor, Mikelo, Gonzalo y Diego. Eloy Talavera estuvo con la banda hasta 2019 y después, cuando tuvo que dejarla, fue sustituido por Gonzalo. En este último disco, Eloy ha querido colaborar en la canción “Step out your glowing skin”.
Somos una familia, con un ambiente de camaradería, de muchísimo cariño. Cada vez que nos encontramos, aunque haya hecho dos días de la última vez, nos abrazamos de nuevo. Hay muchísimo respeto personal y profesional y, de vez en cuando, nos juntamos para hacer algún ensayo que no es más que una excusa para reunirnos y comer. El ambiente es el mejor que podía soñar. Nos sentimos muy bien. Cuando vienen a mi casa, están en su casa, se sienten así, y eso me hace sentir orgullosísimo. Que quieran estar en la banda, participar y tocar en las canciones, para mí eso ya es éxito.
M - Además, en este disco has contado con la colaboración de Simon Quigley que ha versionado cinco canciones y Eloy Talavera que ha hecho lo propio con una sexta. Has puesto tu creación en el corazón y los instrumentos de otros músicos. Eso hace especial y novedoso un disco en el que existe ese valor añadido de contar con otra perspectiva, otra interpretación de tu música. Es un hecho curioso y quizá poco frecuente. Un hecho muy generoso, porque te lleva a asumir el riesgo de que al público le puedan gustar más esas canciones que las interpretadas por tu banda habitual. Háblame sobre esa idea.
D - Eso es lo que yo quería exactamente. Deseaba ver cómo se podía interpretar la misma canción desde distinta perspectiva. Creo que una canción es como una novia desnudita que vamos a vestir para el día de su boda. Dependiendo de la firma del modista que la vaya a vestir va a presentar un aspecto más bello, más sencillo, más recargado… Y es curioso porque este experimento permitirá que quien escuche el disco disfrute de ese trabajo. Con los cuadros quise hacer lo mismo. A cada artista plástico les dí una canción y ellos expresaron lo que les sugería. La banda hace una música muy “Dimayo” y Simon ha hecho algo distinto, novedoso. Para mí es un paso adelante muy importante. Un riesgo también, pero algo muy interesante. Intentaremos presentar más adelante la parte de Simon Quigley, quizá en Otoño o Invierno, contando con su presencia.
M - Otra de las personas importantes en tu banda es Marcos Bayón, viejo conocido de quienes gustamos de grupos con sello extremeño. ¿Cómo es la colaboración y el trabajo con alguien tan talentoso?
D - Marcos Bayón es una persona importante. Más que en la banda, en mi música. Prácticamente siempre ha tocado conmigo en directo hasta que hace unos años lo dejó. Vive lejos y no era muy viable su continuidad. Tuvimos la suerte de que Mikelo se sumó al proyecto. Marcos desarrolla una parte muy importante en su estudio de grabación. Colaborar con él en el escenario es una verdadera maravilla. Desde 1996 estamos juntos de una u otra manera, tocando, grabando… Cada semana hacemos “ejercicios musicales” online para mantener la práctica y la unión profesional vivas.
M - Y ahora, convence con palabras a quien no te haya escuchado aún, por qué debería hacerlo.
D - Hay motivos. El fundamental es que son temas orientados a quienes les gusta la música que nace del corazón, música amable, sin pretensiones, con mucho colorido… Es curioso que mucha gente nos ha dicho que es una música muy amable. También es sincera porque canto lo que verdaderamente siento. Además, los músicos, sienten cada grabación, cada directo, como algo propio. Hay una comunión de sentimientos en la banda. No es nada nuevo. No hay nada nuevo bajo el Sol en la música. Todos tenemos nuestra influencia pero es una música que quizá tiene raíces en la de los 80. Tratamos de producir canciones que te lleven a la sonrisa, incluso en los temas más sombríos. Hay muchísimos matices musicales y la calidad de la grabación, que lleva el sello de Marcos, es genial. Un músico extremeño con el que hemos coincidido en un festival recientemente, me decía que los discos de Dimayo son los que mejor sonido tienen de todos los producidos en Extremadura. Y me llena de orgullo, sobre todo por Marcos, que lo da todo y hace estas maravillas. Conseguimos desatar el baile y la alegría entre quienes nos escuchan y eso es muy bonito. Estamos llegando a países como México, Colombia, Finlandia, EEUU, son quizá en los que más nos están escuchando, además de España. Estar en una playlist internacional ya es algo importante para mí.
Hay que dar una oportunidad a los músicos extremeños. Hay muchísimo talento en Extremadura, y a los músicos extremeños tenemos que darles una oportunidad, como a los actores, escritores, fotógrafos y, en general a todos los artistas. Somos extremeños. ¡vamos a hacer patria!.
Terminamos as duas cerveijas portuguesas que nos serviram y recogemos bártulos, como se dice en nuestra querida Extremadura. Dioni se ajusta su gorra azul marino de béisbol, no sin antes abrazarnos. Somos muy abrazones ambos, abrazamos la vida y las personas a las que queremos continuamente. Quizá, de esto también va aquello de saber vivir.