26 March 2019
Si no has estado en Las Hurdes podemos tratar de contarte como son, pero va a ser complicado. Y va a ser complicado a pesar de que pondremos más fotografías que texto, porque como casi todos los reportajes que hacemos, este trata de algo sensorial. Nos gusta el turismo sensorial y por ello os proponemos siempre lugares a donde ir para poder contemplarlos, olerlos, escucharlos y también degustarlos, porqué no.
Las Hurdes están ahí. Siempre han estado ahí. Perdidas en un rincón del mapa de mi Extremadura, casi ocultas entre las montañas. El paisaje quita el hipo y los pueblos ... los pueblos son otra dimensión. Están casi vacíos. Puede contemplarse la misma arquitectura de los últimos siglos con pequeñas adaptaciones. Pero Las Hurdes guarda el encanto de lo rural, lo montañés. Se nos antoja una comarca incluso misteriosa, pero es preciosa, muy bonita.
Hicimos nuestra segunda parada (la primera había sido en Coria para tomar un café) en un pequeño pueblo que nos hizo retroceder al verlo desde la carretera porque se nos había pasado de largo. No es que fuese especialmente atractivo, pero era una huella humana en medio de tanto verde, tanto monte, en medio del asfalto que interrumpe la naturaleza.
Robledo es una pedanía de Pinofranqueado (lo habíamos dejado atrás). Estaba habitado en 2009 por sesenta almas y desconocemos cuántas de ellas quedan hoy en el lugar. No nos resistimos, sacamos la cámara y ¡click!