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30 July 2019
Muy al Sur, y también muy al Este, casi a las puertas de la provincia de Córdoba y en la falda de las estimaciones de Sierra Morena. Ahí está Azuaga. Hermana de mapa con Llerena, con la que comparte también una presencia muy marcada del arte mudéjar que ha definido sus calles y monumentos emblemáticos.
Es curioso encontrarse con una población cuyo nombre identifica al de una tribu beréber, los Zuwaga, que poblaron buena parte de la península y que sobre lo que quedaba del antiguo asentamiento romano “Municipium Luliun Ugultuniacum” fundaron la ciudad árabe.
Impresiona el lugar donde se levantaba el castillo del que apenas quedan restos de dos de sus torres y que Al-Idrisi describió informando que estaba construido con tapiales de tierra y encofrados que, una vez arrasados y arruinados con sus torres desmochadas y muros derruidos, hicieron que no volviese a levantarse más ni a restaurar o consolidar su estado.
Desafiando el calor veraniego ya hemos hecho lo más difícil: subir al castillo. Nos decidimos a bajar camino de la plaza para tomar un refrigerio y contemplar esa cuidada y bonita arquitectura que solo tienen los pueblos del sur.
Lamentablemente tenemos que dejar Azuaga porque nuestro viaje continúa, pero nos quedamos con ganas y lo apuntamos en la página de proyectos de nuestro cuaderno de Bitácora para conocerla más a fondo durante un fin de semana. Nos queda mucho que ver por los alrededores y La Cardenchosa nos llama especialmente la atención. Volveremos con el tiempo que Azuaga merece.