Textos: Mª Pilar Fuentes García (Guía Oficial de Turismo de Extremadura) www.meridaymas.com - Fotografías: Diego J. Casillas
01 July 2020
Teatro, asamblea política, escombrera, plaza de toros, garbanzal o refugio durante la Guerra Civil Española son algunos de los usos que han tenido “Las Siete Sillas” o lo que es lo mismo, el teatro romano de Mérida a lo largo de su vida.
Fue alrededor de los años 16-15 a.C. cuando el teatro se inauguró, siendo financiado por el general Marco Vipsanio Agripa, amigo y yerno de Augusto. En el teatro encontrarás dos inscripciones originales que hacen referencia a este personaje histórico, de ese modo, quedaba claro quién había pagado la construcción.
El edificio en aquella época contó un aforo de unos 6000 espectadores, que acudían gratuitamente a las representaciones teatrales, aunque ellos preferían las carreras en el circo o las famosas luchas en el anfiteatro. Eso sí, no podían sentarse donde querían porque Octavio Augusto, emperador que mandó fundar la colonia de Augusta Emerita en el año 25 a.C., impulsó la Lex Iulia Theatralis para ordenar el público.
Las representaciones tenían lugar durante el día por lo que en algunas ocasiones era necesario extender el velum, una cubierta realizada con telas que permitía proteger al público del intenso sol de la ciudad. Conocemos su existencia porque muy cerca de la orchestra existen cuatro orificios que servían para soportar la estructura de madera que permitía sustentar aquellos tejidos.
Los actores, porque generalmente eran hombres, se preparaban en un espacio denominado versura, anexo al escenario, aunque también podían utilizar la parte trasera del frente escénico para así agilizar los cambios de ropa y de máscara que necesitaban para cada uno de los personajes que representaban.
A pesar del espectacular frente escénico que disfrutamos hoy, hay que tener en cuenta que el teatro era el espectáculo más aburrido para los romanos. Su imagen marmórea se la debemos al emperador Trajano, que mandó la reforma del edificio en el siglo II de nuestra era, utilizándose para ello mármol procedente de Estremoz (Portugal).
Cuando el edificio no se utilizaba existieron personas que decidieron jugar en el interior del recinto, creando para ello tabulas lusorias en algunas placas de mármol del teatro, aunque no son los únicos ejemplos en Mérida.
La zona ajardinada de detrás del teatro, el peristilo, era una zona destinada a la distensión en los descansos de las representaciones. Allí se hablaba, se paseaba, se cerraban negocios e incluso, se rendía culto imperial en un aula sacra, donde aparecieron esculturas que representan a Ocativo Augusto, Tiberio y Druso, cuyas piezas originales pueden disfrutarse en el vecino Museo Nacional de Arte Romano.
También en el peristilo encontrarás columnas de granito que pudieron formar parte del primer frente escénico del teatro, restos de pinturas que decoraban algunos de los espacios próximos al aula sacra o también, las letrinas que fueron de mármol blanco y que se calcula que tuvieron capacidad para unas 40-45 personas.
Junto al peristilo, encontrarás restos de una vivienda del siglo IV, conocida como Casa del teatro o Casa basílica, siendo la primera domus que se excavó en Mérida en el siglo XX bajo la dirección de D. José Ramón Mélida y D. Maximiliano Macías, artífices de la excavación histórica que se inició el 10 de septiembre de 1910 y que permitió transformar para siempre la historia de Mérida, Ciudad Patrimonio Mundial de la Humanidad (1993).
El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida celebra este año su 66ª edición. Puedes consultar la programación completa aquí. Este gran evento cultural es una razón magnífica para disfrutar del teatro de noche, pero también para conocer la historia y el patrimonio de Mérida durante el día y conocer más detalles sobre la ciudad.
En tus visitas o paseos por Mérida, estaré encantada de acompañarte. Soy Pilar Fuentes García, Guía Oficial de Turismo de Extremadura y me encontrarás en www.meridaymas.com