FIO 2022

Una vez que nos convertimos en seres de costumbre, no celebrar algo durante un año puede llegar a ser catastrófico. Para FIO, sin embargo, no lo ha sido. El certamen anual ornitológico se ha celebrado este fin de semana en Villarreal de San Carlos con todos los “sacramentos” habituales (después de una edición anterior virtual) y el público, entusiasmao, ha renovado, un año más, su buena relación con la madre naturaleza extremeña.

Así, el Parque Nacional de Monfragüe, ha dejado claro que su salud e interés han mejorado tras el confinamiento y meses de restricciones que sufrimos en los dos últimos años, manteniendo su consideración de punto de encuentro para los amantes de la naturaleza y las actividades relacionadas con las aves.

En este encuentro, que ya va por su decimoséptima edición, las reuniones de negocios (al estilo FITUR) se han sucedido entre los profesionales del turismo de naturaleza y empresas interesadas en contar con estos recursos para incorporarlos a sus respectivas ofertas turísticas. En total han operado interesados de siete países diferentes y un total de 109 expositores, principalmente, lugares de interés relacionados con la naturaleza y las aves.

Además de las actividades profesionales, conferencias, exposiciones fotográficas, presentaciones de libros, rutas guiadas, talleres, observación de aves, contacto con grupos conservacionistas, curioseo y alguna compa de material fotográfico y algunas actividades más han mantenido la atención de los visitantes este fin de semana en Villarreal de San Carlos.

Los viajeros suelen complementar la asistencia a FIO con visitas al Castillo de Monfragüe y al popular Salto del Gitano o al Puente del Cardenal que este año, como consecuencia de la desastrosa escasez de agua que padecemos, se encuentra muy visible y transitable.

Pero si hay una actividad que a mí particularmente me llama la atención cada vez que asisto a FIO, es la de ver y escuchar embelesado (no puede ser de otra manera) las operaciones que José María Sánchez realiza con piedras, palos y cualquier producto que la naturaleza ponga en su mano. Es un verdadero maestro de la talla lítica y con gran pericia lo mismo te talla una bifaz que te disecciona con un trozo de silex una pata de ciervo para sacar tendones con los que hacer cuerdas, piel para confeccionar útiles o hasta el mismo tuétano del hueso. Su labor divulgativa es amplia y ciertamente loable.

Siempre que vengo a FIO me marcho pensando lo mismo: si hay un lugar en la región que sea verdaderamente perfecto para el turismo familiar y para poder visitar con niños, ese es, sin duda, Monfragüe. Y no solo es perfecto, es además necesario. Nuestros hijos necesitan conocer y valorar los recursos naturales quizá, mejor de lo que lo ha hecho nuestra generación.