Texto: Diego J. Casillas. Fotografías: Carmen Lourdes Fernandez y Diego J. Casillas
21 October 2022 | Fuente: www.miextremadura.com
La tradición céltica asoció una de sus divinidades a la madre naturaleza y la fertilidad dándole forma híbrida, mezcla de humano y ciervo. También se le asoció a la fiesta y a la riqueza.
Si bien esta divinidad estaba más arraigada en tierras galas, se encontraba también extendido por el resto de los asentamientos, incluida la celtiberia. En concreto, está representado en un vaso encontrado en Numancia y también en una estela hallada en el Valle de Alcudia, en la provincia de Ciudad Real.
A 146 kilómetros por carretera o a 95,67 kms. (para ser exactos) en línea recta de donde fue encontrada la estela de un guerrero que resultó ser Cernunnos tras analizar las inscripciones, he podido disfrutar un año más de la berrea del ciervo, también de la ronca del gamo y del ladrido de los corzos, todos ellos cérvidos.
El lugar en sí es Helechosa de los Montes, en plena Reserva de la Biosfera de La Siberia. Un verdadero pedazo del paraíso arrinconado en uno de los extremos del mapa de Extremadura.
Quizá eso hace único a este lugar. Esa sensación de llegar a un lugar donde la naturaleza permanece en su lugar, con amplios encinares y pinares, con un pantano que a pesar de la extrema sequía que padecemos añade todavía un amplio reflejo azul del cielo en la tierra.
Los trece kilómetros que separan el cruce de la carretera N-502 del municipio pacense son verdadero deleite para cualquier amante de la naturaleza. No tienes que parar, no debes parar. Con circular despacio en dirección a Helechosa, basta. A ambos lados de la carretera, entre la falda del monte que queda a la derecha y el lado donde se divisa el pantano, a la izquierda, gamos, ciervos y corzos pastan con absoluta tranquilidad, haciendo abstracción de coches y cualquier otro elemento extraño, incluso confiados.
Hay una parada que debería ser obligatoria pero que no recomendamos salvo para regocijarse en el verde y cabrearse un poco, y es a la altura del Centro de Interpretación de los Recursos del Entorno del Cíjara. Este lugar, se encuentra cerrado aunque está musealizado y dotado, pero cerrado de forma inexplicable. Incluso tiene cafetería y un mirador celeste que algún cafre ha decidido romper porque debía molestarle. Quizá entre las distintas administraciones que tienen competencias en el edificio y entorno deberían aunar esfuerzos y poner en funcionamiento un centro tan interesante como este, manteniéndolo cuidado y, sobretodo, poniendo en valor lo que viene a representar que no es más que los recursos naturales de una parte de nuestra región.
Desde este lugar, mi compañera y yo, preferimos tirar de cámara y teleobjetivo porque hay que respetar las restricciones de algunos caminos que no permiten internarse en el monte para no molestar a los animales. Aún siendo media mañana, es increíble la cantidad de berridos que se escuchan y algunos de ellos están alarmantemente cerca.
Me viene a la cabeza lo del dios Cernunnos y decido que, cuando escriba el texto de este reportaje, me voy a acordar de él, porque geográficamente está muy próximo (incluso puede que más aún) y porque la idea de recorrer el bosque mimetizado con los ciervos me seduce desde que descubrí en libertad, y no colgado de las paredes de algunos salones, esta maravillosa y poderosa criatura. Ahora, estos días, Cernunnos nos visita y berrea para recordarnos que él manda en la naturaleza y que debemos esforzarnos mucho más aún para protegerla y conservarla.
Si no conoces este maravilloso entorno que es la Reserva de la Biosfera de La Siberia, prueba a darte una vuelta este fin de semana. Sin apenas suerte, aún escucharás algún berrido, ronquido o ladrido de alguno de los cérvidos en periodo de celo.