07 February 2024
Ojalá pudiera recuperar el momento en el que mi amigo Pepe Montesinos me llamó para pedirme que fuese a fotografiar unas incisiones en el revoco de una de las casas romanas que hay en la Alcazaba Árabe de Mérida. Realmente me gustaría recuperar a Pepe para dar un paseo con él por estas piedras y que me contara de nuevo, como lo hizo por teléfono aquél día desde Puente Genil, la historia de esta curiosa decoración.
Y es que Pepe se partía cuando yo le contaba que a mí siempre me habían parecido gamberradas hechas con la paleta por los albañiles que reconstruyeron el yacimiento romano de la Alcazaba. Pues no, resulta, según Pepe, que consistía en un tipo de decoración de las fachadas domésticas que además parecían dar prestigio a los habitantes de la "domus". Por desgracia, Pepe se marchó hace algo más de un año a ajustar cuentas con Hades y a mí me dejó paseando con su recuerdo cada vez que voy a la Alcazaba. Pero siempre me acuerdo de él porque sé que este lugar le fascinaba. Realmente es quizá uno de los yacimientos de Mérida más completos en cuanto a los restos de diferentes épocas que pueden observarse allí. Hasta balas de cañón talladas en piedra. Sí, sí, así es. ¿Perdón? ¿Cómo? ¿Que no has estado nunca en la Alcazaba de Mérida?... Acompáñame, que te muestro lo que conozco.
En este lugar encontraremos restos de época musulmana pero también anteriores, de época romana y visigoda, también de épocas bajomedieval, moderna y contemporánea.
Y es que desde que los romanos ocupasen este lugar en época fundacional, no ha dejado de tener uso hasta la actualidad.
La Alcazaba entró en uso en el año 835, según reza en una inscripción que dice: "En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Bendición de Dios y Su protección para los que obedecen a Dios. Ordenó construir esta fortaleza y servirse de ella como refugio de los obedientes el emir Abd al-Rahman, hijo de al-Hakam –glorifíquele Dios–, por medio de su camil Abd Allah, hijo de Kulayb b. Talaba, y de Hayqar b. Mukabbis, su sirviente [y] Sahib al-bunyan, en la luna del postrer rabi del año doscientos veinte".
En principio, la fortaleza sirvió para proteger a los gobernantes y súbditos musulmanes de las sublevaciones de la población emeritense, algo rebelde por aquélla época. Evidentemente, la guarnición establecida tanto en la Alcazaba como en el Alcazarejo tenía la función de dominar el paso del puente sobre el río Guadiana y la entrada de mercancías y personas en la ciudad.
El edificio de planta casi cuadrangular ocupa un perímetro de unos 550 metros delimitados por una muralla que posee en toda su longitud un total de 25 torres cuadradas, algunas de ellas posteriores al año 1230, fecha en la que Mérida es recuperada por los ejércitos cristianos, iniciando así una remodelación del edificio que incluyó la Casa de la Encomienda de la Orden de Santiago. Siglos después se transformaría en el Conventual Santiaguista siendo en la actualidad sede de Presidencia de la Junta de Extremadura.
Varias Cupae, monumentos funerarios utilizados entre los siglos I y III por los romanos, fueron utilizadas por los musulmanes para la construcción de la muralla de la Alcazaba, en especial estas, de tipo solidae fabricadas en granito.
En esta imagen se puede apreciar la superposición de las murallas anteriores a la época islámica.
Otro detalle de las murallas de época romana. Sufrieron numerosas reconstrucciones, transformaciones y refuerzos para proteger la ciudad romana de visigodos y árabes.
Distintas viviendas romanas fueron sepultadas para construir la Alcazaba, lo cual ha permitido una razonable conservación. Las viviendas estarían comprendidas entre los siglos I a IV.
La conservación de los muros es verdaderamente extraordinaria. Se puede apreciar en esta fotografía tanto la parte exterior de una vivienda como el pavimento urbano de la calle en la que se ubicaba.
Las calzadas romanas están pavimentadas con diorita, piedra que abunda en la zona donde fue construida Augusta Emerita.
Murallas romanas (a la derecha) y muralla árabe de frente, con la puerta que comunica la barbacana o alcazarejo con el recinto principal.
Más murallas. La diferencia de las técnicas constructivas islámicas de la época en comparación con la limpieza de los restos de muralla conservados se época romana son más que evidentes a favor de los romanos.
Pero si hay un lugar en la Alcazaba que hace las delicias de los visitantes, es el Aljibe. Desciende por una doble escalera hasta el nivel freático del río Guadiana. Sobre este se edifica una torre, en la cual se encuentra la entrada que constaba de una pequeña mezquita y, sobre esta, una torre de vigilancia.
Los vanos del acceso al aljibe están decorados con piezas de origen tardorromano o visigodo.
La recuperación de materiales de la ciudad para la construcción de este aljibe es algo que iremos viendo en las siguientes fotografías.
La colección de piezas reaprovechadas es interminable, pero la más curiosa de todas ...
Es esta mensa ponderaria o tabula mensaria con la que se controlaba la cantidad de las mercancías, tanto líquidas como sólidas.
Y una última curiosidad que contemplamos en el jardín de antigüedades. Estas bolas, son proyectiles de un tipo de cañón denominado lombardas, cuando en 1479, cuando se enfrentaron la Condesa de Medellín, partidaria de Juana La Beltraneja con las seguidoras de Isabel La Católica por la Corona de Castilla.
Hay muchas más cosas que ver. En definitiva, es un edificio para visitar, conocer, pasear por su muralla, disfrutar del río y de tanta historia como sus paredes albergan.